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México se desquita con Cuba de su falta de percha ante los grandes

Que nadie se emocione de la goleada de 6-0 que la Selección mexicana le propinó a Cuba. El nivel del equipo de Miguel Herrera dejó mucho que desear en la Copa América; esta noche sólo se aprovecharon de un rival raquítico y débil. 

Lo único serio en el partido de esta noche fue el descanso del medio tiempo. México logra una blanqueada ante un equipo cubano que confundió pasar la pelota con el pisa y corre entre primera y segunda, con jugadores en base.

No hay forma de rescatar algo bueno del tongo en el Estadio del Soldado. Los rivales desconocen el alfabeto del balompié y la escuadra de Miguel Herrera fue incapaz de poner las oraciones precisas ante el arco de un meta de handball habilitado después de romper el vidrio de emergencia. El 6-0 es una farsa que esconde una suma de agravantes: los cubanos saltaron a la cancha sin técnico, sin seis jugadores, con un desertor -palabra que parecía en desuso en tiempos de Barack Obama y Raúl Castro- y, ah, un lesionado entre las trincheras de la zafra.

Peralta, desparpajado, con un 'hat trick', se convirtió en la voz cantante de una ofensiva torpe. Tanto que el juego pudo alcanzar la decena de goles, pero hasta en eso el hubiera. Los tres tantos de Vela, Guardado y Dos Santos completaron la media docena, le dieron estancia y tradujeron el 80 por ciento de dominio a la pelota en un marcador lastimoso hasta la inocencia.

La "cascarita" de hoy es un cumplido; un compromiso del que no valen ni las equivocaciones, que fueron muchas. Cuando la distancia entre un rival es tan marcada, suele pasar el fenómeno Zelig: el gato se mimetiza con el ratón que tanto minimiza. Por muchos ratos, ante la portería isleña, se confundieron las torpezas defensivas y enemigas. Cuba no sirvió como sparring para la estelar de la noche. Los pesos paja confunden los falsos atributos de los gallos.

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