Nuestro recorrido por Kissimmee comenzó con una actividad sorprendente: kayak en Shingle Creek, uno de los afluentes del río Everglades.
Remando entre cipreses y bajo la sombra de la naturaleza salvaje, descubrimos que Florida también es silencio, fauna y serenidad. A solo minutos de nuestra casa, esta actividad marcó el inicio de una experiencia muy distinta a la típica jornada en un parque temático.
Después del contacto con la naturaleza, el sabor del sur nos esperaba en Big John’s Rockin’ BBQ. Carne ahumada lentamente, mac & cheese cremoso y baked beans: un festín sureño que se sintió auténtico y reconfortante.
El paseo continuó por el centro histórico de Kissimmee, donde el arte urbano cobra vida en una ruta de murales coloridos. Es una zona tranquila, perfecta para caminar sin prisa, conocer negocios locales y admirar el talento de artistas que cuentan la historia y espíritu de esta ciudad.
Más tarde, escapamos a ICON Park, una zona de entretenimiento en Orlando, donde subimos al Orlando Eye y nos divertimos en Madame Tussauds. Terminamos el día con una cena llena de ritmo en Ole Red, el restaurante del cantante Blake Shelton.
Y lo mejor fue regresar a nuestra casa, sin aglomeraciones ni check-ins tardíos. Ese es el verdadero lujo de Kissimmee: combinar diversión con total comodidad.
→ En la tercera parte: compras, espectáculos y por qué las casas vacacionales hacen que incluso ir a los parques sea mejor.