Uno de los días más completos lo dedicamos a explorar algunos imperdibles: shopping en los Premium Outlets de Vineland, perfectos para quienes aman las marcas con descuento.
Una de las cosas más especiales de Kissimmee es Celebration, una zona soñada que Disney diseñó como una ciudad ideal. Es perfecta para caminar, tomar fotos y disfrutar de un café.
Una de sus grandes cualidades además de su arquitectura es su amplia variedad de lugares para comer, desde instituciones gastronómicas con más de 100 años de historia, hasta restaurantes nuevos y sofisticados dentro de los hoteles.

Tal es el caso de The Inn, un hotel que recientemente recibió una remodelación millonaria y en el que vale la pena hospedarse o ir a comer.
Esa noche, nos esperaba un show diferente: Medieval Times Dinner & Tournament, donde los caballeros se baten a duelo mientras cenas con las manos, tal como en la Edad Media. Es una experiencia teatral que, aunque turística, se vuelve inolvidable si vas con amigos o familia.

Claro que también fuimos a los parques, porque estando tan cerca, es inevitable. Pero lo mejor fue vivir los parques desde la libertad de nuestra casa vacacional: ir cuando queríamos, regresar a descansar, nadar, comer a nuestro ritmo y volver si queríamos ver los fuegos artificiales.
El día de salida fue igual de relajado. Empacar sin prisas, tomar un último café junto a la piscina y prepararnos para el vuelo de regreso. Kissimmee nos dejó claro que las mejores vacaciones no siempre están en un hotel o dentro de un parque. A veces, están en una casa que se siente tuya.