El robo de carga sigue siendo uno de los principales retos de seguridad de la cadena logística mexicana. En el segundo trimestre de 2025, el sector de los metales, con productos como el acero, el aluminio y el cobre, concentró el 4% de los incidentes a nivel nacional, siendo Puebla, Guanajuato y San Luis Potosí las zonas más afectadas, de acuerdo con el reciente informe de Overhaul.
Asimismo, la empresa dedicada a la gestión de riesgos en la cadena de suministro detectó que la carretera México-Saltillo (MEX-57D) se identificó como el tramo de mayor riesgo, mientras que el análisis de los patrones horarios reveló que la mayoría de los delitos se cometían entre miércoles y viernes, principalmente de madrugada.
Lejos de centrarse únicamente en las cifras, el debate actual se enfoca en cómo frenar este problema. La respuesta pasa por encontrar tecnología de prevención, protocolos operativos estrictos y la coordinación interinstitucional.
La tecnología aliado silencioso en carretera
Las empresas de transporte y las aseguradoras han adoptado diversas tecnologías que disuaden y dificultan los intentos de robo. Entre estas se encuentran plataformas de rastreo satelital integradas en centros de monitoreo logístico 24/7, así como GPS portátiles encubiertos con paneles solares colocados en diferentes puntos de la caja que permiten mantener un rastro constante de las unidades, incluso tras una apertura o intento de sabotaje.
Además, otros dispositivos que aportan capas extra de seguridad son: las cámaras en la cabina y la caja; sensores de apertura de puertas; botones de asistencia SOS; candados retardantes con GPS y detector de luces y sistemas de sabotaje que desactivan gradualmente el motor ante señales de riesgo.
En el terreno físico, estas medidas se complementan con elementos visibles como trabas en la quinta rueda y patines, rejillas metálicas en las ventanas, chapas electromagnéticas y botones de validación por huella dactilar para confirmar la identidad del conductor.
Más allá de la estadística
El robo de carga es un delito dinámico que se adapta a las nuevas estrategias de seguridad, pero la respuesta ha evolucionado con igual rapidez. En la actualidad, proteger una carga implica innovación tecnológica, disciplina operativa y alianzas sólidas entre los sectores público y privado.
Por lo que para reducir el riesgo no se debe depender de una sola herramienta, sino de un ecosistema de soluciones que acompañen al transporte desde su salida hasta la entrega final.
Coordinación: el caso del Estado de México
Overhaul destaca que la experiencia del Estado de México demuestra que la coordinación entre las autoridades y el sector privado es fundamental para prevenir y recuperar los vehículos robados.
Ya que en el estado se ha creado una unidad especializada en la lucha contra el robo de vehículos, en colaboración con la Fiscalía Especializada en delitos contra el autotransporte, permitiendo fortalecer las capacidades de respuesta.
En las mesas de trabajo de la unidad participan actores clave como la Guardia Nacional, la Secretaría de Seguridad, la SICT, el C5, la Fiscalía especializada, la CANACAR y asociaciones de rastreo vehicular, así como concesionarias de autopistas privadas. Esta red de cooperación permite diseñar respuestas más rápidas y efectivas.