En un momento clave para el comercio entre México y Estados Unidos, empresarios y especialistas del sector transporte coincidieron en la urgencia de que las compañías mexicanas adopten el programa Customs Trade Partnership Against Terrorism (C-TPAT), una certificación que, más allá de ser un requisito de cumplimiento, se ha convertido en un diferenciador competitivo en la región.
La propuesta se discutió durante un panel organizado por la Asociación Nacional de Transporte Privado (ANTP), que reunió a representantes de la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza de EE.UU. (CBP), del sector logístico binacional y a exfuncionarios estadounidenses, en donde todos coincidieron en que C-TPAT es una herramienta estratégica para mitigar riesgos, agilizar operaciones y mantener la competitividad en un mercado cada vez más exigente.
Francisco Kim, vicepresidente del Sector Multimodal de la ANTP destacó que las cifras de Data México indican que el 83.1 por ciento de las exportaciones mexicanas tienen como destino el país vecino, mientras que México importa un 40 por ciento de Estados Unidos.
“Hoy más que nunca, las empresas mexicanas deben considerar el C-TPAT para convertirse en socios confiables de Estados Unidos”, aseguró.
Ante riesgos, C-TPAT una defensa para las empresas certificadas
Actualmente, más de 10,800 socios de 44 países participan en C-TPAT, representando el 52 por ciento del volumen total de mercancía que entra a EE.UU y generando ahorros por 47.3 millones de dólares por la reducción en las verificaciones de carga en las fronteras.
Entre las ventajas para las compañías que forman parte del programa destacan: menos inspecciones físicas, acceso a carriles FAST, reducción en tiempos y costos logísticos, y prioridad en la gestión fronteriza ante contingencias.
Por ello, Cyndy McCorkle, supervisora de Seguridad en la Cadena de Suministro del CBP y responsable de la nueva oficina C-TPAT en Nuevo Laredo, explicó que el programa es accesible para empresas de todos los tamaños, desde grandes corporativos hasta transportistas independientes conocidos como “hombre-camión”.
“Lo que buscamos es compromiso con la seguridad en la cadena de suministro, no un tamaño mínimo de operación, la ventaja es que en caso de algún contratiempo o falla en el sistema los primeros en pasar con quienes están dentro del programa, transportistas, importadores, fabricantes y operadores, luego todos los demás”, señaló.
Asimismo, destacó que Laredo es uno de los puertos más dinámicos de América del Norte, por lo que ya cuenta con cuatro carriles FAST exclusivos y oficina que brinda acompañamiento directo para la certificación y resolución de dudas para las empresas interesadas en adherirse la cual cuenta con seis especialistas y se espera que, hacia finales de año, se incorporen cuatro más.
Esta sede tiene responsabilidad sobre los estados de Nuevo León, Coahuila, Chihuahua y Tamaulipas, una región clave en la relación logística con EE.UU.
McCorkle también reconoció los desafíos de seguridad para realizar validaciones presenciales en ciertas zonas de alto riesgo, como Nuevo Laredo, donde las visitas deben coordinarse con el consulado estadounidense y realizarse bajo resguardo de la Guardia Nacional mexicana.
Ante este panorama, resaltó la opción de realizar validaciones virtuales o aprovechar las evaluaciones previas del programa Operador Económico Autorizado (OEA) de México, si han sido realizadas en los últimos dos años. Esto permite facilitar la entrada al programa C-TPAT sin necesidad de una visita presencial.
“Si una empresa ya fue validada por OEA en los últimos dos años, nosotros lo aceptamos como válido. Es una opción importante para compañías en zonas de difícil acceso”, explicó McCorkle.

Por su parte, Brad Skinner, exdirector nacional del programa C-TPAT en EE.UU. y actual consultor privado, reconoció que para empresas grandes con múltiples plantas el proceso requiere coordinación robusta, auditorías internas y una cultura de cumplimiento. Además, alertó sobre nuevas presiones regulatorias como la vigilancia sobre trabajo forzado, trazabilidad de insumos y ciberataques, donde la certificación ofrece cobertura preventiva. “Con la actual administración se ha incrementado la aplicación estricta de las leyes, especialmente en materia de corrupción y justicia”.
Destacó que en este momento están atendiendo diversas consultas relacionadas con la certificación C-TPAT, y se han encontrado con tres tipos de empresas: compañías que quieren participar en el programa y desean saber qué tan difícil es el proceso; empresas que ya forman parte pero buscan una revisión adicional para confirmar que todo esté en orden y las que fueron miembros y ahora están suspendidas o expulsadas del programa. “Para estas últimas, reincorporarse es un proceso extremadamente complicado”.
Como parte testimonial de la certificación, Homero González, director general de Central de Fletes Monterrey, empresa transportista con operaciones en ambos países y que recientemente fue certificada por el programa, confirmó que integrarse es “una apuesta por la eficiencia operativa y la mitigación de riesgos”.
“Formar parte del C-TPAT es invertir para blindar tu operación y hoy tenemos procesos más seguros y ágiles, lo cual se refleja en menores costos y mejores prácticas”, afirmó.
También Jorge Cigarroa, especialista aduanal con 37 años de experiencia, ejemplificó el impacto de sanciones arancelarias del 25 por ciento que paralizaron el comercio fronterizo hace unas semanas. “Las empresas deben prepararse para lo inesperado: C-TPAT es una herramienta estratégica frente a riesgos políticos y económicos, ya que puede significar la ruina o no de una empresa. Es una defensa ante estos escenarios”.
C-TPAT: beneficios tangibles para el transporte de carga
- Menor número de inspecciones físicas
- Uso de carriles FAST exclusivos
- Reducción de tiempos y costos logísticos
- Prioridad en contingencias fronterizas
Fuente: CBP