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México y Japón emplean tecnología en brecha sísmica de Guerrero

El proyecto, que inició en 2016 y pretende finalizar en marzo de 2021, se realizará con una inversión de siete millones de dólares y busca recaudar información útil para la prevención de futuros sismos.

Con una inversión de siete millones de dólares, el Instituto de Geofísica de la UNAM, en conjunto con instituciones japonesas, trabaja en el proyecto Evaluación del Peligro Asociado a Grandes Terremotos y Tsunamis en la Costa del Pacífico mexicano para la Mitigación de Desastres, en la brecha sísmica de Guerrero.

El investigador y líder del proyecto, Víctor Manuel Cruz Atienza, señaló que se ha detectado que los sismos de movimiento lento tienen una periodicidad de cuatro años, y se prevé contar, para finales de 2018 o principios de 2019, con información útil ante el próximo que ocurriría.

El experto, acompañado por la investigadora Vala Hjörleifsdóttir, indicó que ese tipo de sismos en su inmensa mayoría no han producido movimientos de gran intensidad, y aún cuando hay evidencia causal entre ambos fenómenos, "no podemos de ninguna manera alertar a la población de algo de lo que tenemos poca certeza de que ocurra".

En conferencia de prensa, el líder del proyecto en México  destacó que la parte en la que más se ha avanzado es en educación para la prevención de desastres.

El proyecto
Consiste en la instalación de dispositivos que miden desde diferentes perspectivas el movimiento tectónico en el mar y la tierra; la mayoría son de origen mexicano, aunque otros serán exportados de Japón como una donación al Instituto de Geología.

"En esta tarea participan expertos japoneses, quienes han visitado Zihuatanejo y han hablado con diferentes autoridades locales para implementar actividades específicas, entre ellas simulacros ya documentados", dijo.

"Se trabaja en un plan piloto en Ixtapa, Zihuatanejo, para el desarrollo e implementación de planes y materiales para reducir el riesgo en zonas urbanas expuestas basados en estimaciones de riesgo", añadió.

Lo que podría aportar a este proyecto, subrayó, es que la ocurrencia en México de sismos lentos, o de cierto tipo de sismicidad podría estar relacionada con la ocurrencia de un sismo grande, es decir, si se trata de fenomenos precursores.

El proyecto tiene como objetivo la explotación los datos de la red de observación sismo-geodésica en mar y tierra (que incluye casi 80 instrumentos), para mitigar el riesgo asociado con terremotos y posibles tsunamis, ya que ambos países se encuentran en la región sísmica más activa del mundo.

Dicho plan, que inició en 2016 y pretende finalizar en marzo de 2021, también considera crear planes educativos para la prevención de desastres, a través de modelado computacional del peligro asociado con dichos fenómenos naturales.

Cruz Atienza detalló que 70 por ciento del costo del proyecto es financiado por instituciones japonesas como las universidades de Tokio, Kobe, Tohoku y Tokushima, así como la Japan Agency for Marine-Eart Science and Tecnology.

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