Reforma Guardia Nacional

Es un error interpretar que las reformas que militarizan la Guardia Nacional son para mejorar la eficacia en la lucha contra los criminales.

De nuevo con la ausencia de todos los legisladores de la oposición y la mayoría de Morena y sus aliados, declararon ayer la constitucionalidad legal de su reforma a la Guardia Nacional.

La reforma a la Guardia Nacional es mucho más profunda que su cambio de adscripción a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Los soldados no deben estar en las calles, sino en los cuarteles. Eso exigía el candidato López Obrador durante su campaña en 2017.

Juanita Goebertus, directora de la división de las Américas de Human Rights Watch (HRW), sostuvo que la reforma a la Guardia Nacional le daría el control permanente de la seguridad pública a las Fuerzas Armadas, algo que conlleva grandes riesgos.

En un análisis de la reforma para que la Secretaría de la Defensa Nacional tome control sobre la Guardia Nacional, la organización Amnistía Internacional reclamó que estas acciones van en contra de los tratados.

Un grupo de expertos de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) manifestó su preocupación por la reforma a la Guardia Nacional y alertó que el Estado mexicano iría en contra del derecho internacional.

La más reciente encuesta trimestral del INEGI mostró que la percepción en materia de inseguridad es la mejor, o menos mala, de los últimos diez años. Según expertos, una parte de este logro se debe a la Guardia Nacional.

Quien encabezará la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana, Omar García Harfuch, será clave de la nueva estrategia de seguridad.

Los ciudadanos investigados por soldados y marinos, con el derecho de amparo mutilado y en la cárcel mientras se averigua, se llama dictadura.