democracia en México

Morena se encuentra hoy en una encrucijada: aspira a convertirse en un partido sólido, pero ese anhelo choca con una realidad: su identidad sigue arraigada en el liderazgo de López Obrador.

Ante el anuncio de la reforma electoral de Claudia Sheinbaum, es necesario aclarar que, sin elecciones auténticas y competidas, todo el edificio estatal termina por carecer de legitimidad democrática.

En un entorno donde la tecnología avanza a pasos agigantados, ha llegado el momento de replantear la manera en que ejercemos uno de los pilares fundamentales de nuestra democracia: el voto.

Sectores importantes están preocupados por la escalada oficialista que, sin miramientos, avanza desconociendo derechos y libertades que se habían alcanzado.

Con el anuncio de la reforma electoral, es indispensable documentar que la historia de la democracia en México ha estado estrechamente ligada a la representación proporcional.

El proyecto conocido como Plan C ha desmantelado contrapesos esenciales: órganos autónomos, tribunales independientes y mecanismos civiles de vigilancia.

Mientras el mundo se atemoriza por la llamada guerra de los 12 días, en México la labor de destrucción de instituciones avanza de manera desaforada.

Una de las modificaciones de la reforma a la Guardia Nacional se centra en la posibilidad de que militares en activo obtengan una “licencia especial” para cargos de elección popular.

Han pasado 22 días desde que se celebraron las elecciones judiciales y el INE aún no ha concluido las tareas necesarias para dar a conocer los resultados oficiales ni entregar las constancias de mayoría.

La democratización de México avanzó gracias a su apertura al mundo, hasta convertirse en un referente global de integridad electoral. Ese importante logro hoy está en retroceso.