CIUDAD DE MÉXICO. A pesar de ser una "emergencia de salud pública", la tuberculosis es una enfermedad "discriminada", no sólo por su relación con la pobreza o el estigma entre quienes la padecen, sino porque los gobiernos han hecho pocos esfuerzos para controlarla y erradicarla tras mantenerse latente más de 130 años.
La tuberculosis (TB) es una enfermedad infecciosa prevenible y curable que se transmite por el aire. Los pacientes pueden contagiar a otras personas cuando tosen, estornudan o escupen, pues expulsa bacilos tuberculosos al aire y basta con que una persona inhale unos pocos para quedar infectada.
El principal problema para combatir la enfermedad en México —al igual que en todas partes del mundo—, es la desigualdad, la desnutrición, el VIH (a mediados de los ochenta) y ahora la nueva epidemia de diabetes mellitus, asegura en entrevista para El Financiero el doctor Miguel Ángel Salazar Lezama, jefe del Servicio Clínico de Tuberculosis Pulmonar del Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias (INER).
Diversos estudios han comprobado que la creciente prevalencia de diabetes supone un problema para el control de la TB, ya que una diabetes incontrolada genera un aumento del riesgo de desarrollo de TB hasta de siete veces más, producto entre otras cosas por alteraciones en las células del cuerpo, entre ellas las del sistema inmune, lo que incrementa las probabilidades de que fracase el tratamiento y de morir.
En México, aproximadamente 22 por ciento de pacientes con TB tiene diabetes; esto provoca un nuevo reto de salud pública, pues hay más casos de pacientes con TB y diabetes, que con VIH (7.4 por ciento).
El especialista del INER señala que anualmente se registran alrededor de 20 mil casos nuevos de tuberculosis y cerca de dos mil 500 muertes, cifra que se ha mantenido estable en los últimos años e incluso muestra una pequeña disminución del uno por ciento.
