Sociedad

Futuros ingenieros disfrutan con estudio de robótica y mecatrónica

Aún no cumplen diez años y ya son unos verdaderos expertos, se preparan con esta disciplina que ayuda para cualquier otra carrera universitaria.

CIUDAD DE MÉXICO. Sharenny Rodríguez Verduzco revela que tiene nueve años "y medio". Pero ya lleva dos, con una sonrisa surgida de la satisfacción de hacer un robot. Aún no cumple la primera década de vida, ni siquiera ha terminado la primaria, pero ya sabe que quiere "cambiar al mundo".

Esas pretensiones que Sharenny tiene hoy, surgieron de la pasión de armar y programar robots, casi como jugando, entre charlas y carcajadas, junto con su hermana.

En entrevista con EL FINANCIERO, la pequeña rubia de lentes y rosadas mejillas dice que quiere dedicarse a la mecatrónica o la veterinaria. O a las dos cosas si se puede. "Me gustaría hacer robots para mejorar el mundo y a los trabajadores, porque se les complica la vida". Pero no sólo para eso, sino para curar animales. "Quisiera hacer un robot que cure a los perros, porque es mi animal favorito. Es lo mejor que podría hacer por ellos".

Sin embargo, las ilusiones de Sharenny podrían desvanecerse al paso del tiempo, debido a que el panorama de la mecatrónica en México no es de lo más próspero.

Según el reporte "Diagnóstico y Prospectiva de la Mecatrónica en México", elaborado por la Secretaría de Economía, no existe de manera formal la preparación para la mecatrónica en niveles básicos.

África y su equipo tienen un lugar para competir en Brasil el próximo julio, pero no disponen de los recursos para viajar; menos en temporada del Mundial del Futbol.

La robótica para niños, sólo está considerada en cursos de verano o temporales.

Se calcula que al año egresan unos dos mil 500 estudiantes de mecatrónica de las casi 150 escuelas en las que se imparten carreras relacionadas con esa materia.

El estudio señala que "en México existe un enorme capital intelectual desaprovechado". Afirma que "la mayoría de los egresados de mecatrónica no se dedica a ella. Esta conclusión no es de extrañar, ya que lo mismo prevalece en casi todas las carreras emergentes, como biotecnología, telemática, biónica y nanotecnología, entre otras.

Sólo por aprender

La pequeña Sharenny es la hermana menor de África, quien ahora estudia Ingeniería en Computación en la UNAM. Por ella, aprendió a construir robots. Porque la veía apasionarse con la robótica y prepararse para las competencias, cuando África cursaba el bachillerato en el CCH Azcapotzalco, en donde la profesora Leticia Cerda ha impulsado un club, que ha librado numerosos obstáculos institucionales, con la intención de acercar a los niños a la robótica "sólo por aprender".

Sharenny no llega a los 10 años, pero sabe más de robótica que muchos adultos y que muchos profesores. El próximo mes de mayo, impartirá una clase para los mayores. Porque esto de la robótica ha invertido las edades y las experiencias. Ahora los niños enseñan a los adultos. Aunque cursa la primaria en Cuautitlán Izcalli, su talento le abrió la puerta para formar parte del Club de Robótica del CCH Azcapotzalco. Hace dos años, cautivó al público en la "RoboCup" que se celebró en el World Trade Center cuando bailó al mismo tiempo que el robot que ella construyó, en la categoría de danza.

Es la menor de ese club preuniversitario. Ella es la joya de la corona. La evidencia de que la robótica crece con las nuevas generaciones o viceversa. Aunque a poder armar robots tenga que ir al CCH porque en casa no cuenta con uno, ya que son bastante caros los materiales para construirlos.

Pero la niña no se desanima y sabe que le falta mucho por recorrer. Por ejemplo, su primera competencia formal se asoma para junio. "Siento que va a ser una experiencia muy buena para mí y me gustaría mucho hacerlo porque es una esperanza que yo tengo".

A diferencia de las visiones de otros sitios donde se enseña robótica, el Club del CCH no tiene como finalidad principal encaminar a los chicos hacia carreras relacionadas con la tecnología.

Leticia Cerda, instructora del club, advierte que la robótica es una herramienta para aprender cualquier otra disciplina, aunque no lleguen a estudiar ingeniería, sino alguna carrera del área de humanidades.

Con pleno convencimiento, puntualiza que la robótica ayuda a los niños a estructurar mejor sus pensamientos, a dominar el inglés, a trabajar en equipo y, sobre todo, a resolver retos.

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