La economía mundial ha mostrado resiliencia este año frente a las tensiones comerciales y el aumento de los aranceles, aunque aún arrastra vulnerabilidades de fondo, advierte la OCDE en su informe sobre las más recientes Perspectivas económicas, presentado ayer en París.
El reporte de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) prevé que el crecimiento mundial se desacelere del 3.2 por ciento en 2025 al 2.9 por ciento en 2026, antes de repuntar hasta el 3.1 por ciento en 2027, que es inferior al 3.3 por ciento observado en 2024.
La OCDE también elevó su pronóstico de crecimiento para Estados Unidos este año al 2 por ciento, frente al 1.8 por ciento previsto en septiembre.
Aun así, la economía estadounidense crecería más lentamente que el 2.8 por ciento registrado en 2024. Además, desaceleraría al 1.7 por ciento en 2026.
La OCDE pronostica que la economía mexicana registrará un crecimiento del 0.7 por ciento este año y del 1.2 por ciento el próximo.
En septiembre pasado, el organismo esperaba un crecimiento del PIB nacional del 0.8 por ciento en 2025 y del 1.3 por ciento en 2026.
La OCDE proyecta que la economía de México se recuperará en 2027, pero el impulso sólo le alcanzará para crecer un 1.7 por ciento.
Sus escenarios para los tres años, el que está por finalizar y los dos siguientes, no están nada alejados de las expectativas provenientes de la encuesta mensual del Banco de México (Banxico) entre analistas del sector privado.
En la encuesta de noviembre, publicada el lunes pasado, los pronósticos de crecimiento económico para 2025 se redujeron del 0.5 al 0.4 por ciento.
De manera particular, algunos grupos financieros anticipan un avance mínimo del PIB, de sólo 0.1 por ciento, como lo prevén Scotiabank México y Valmex Casa de Bolsa.
En tanto, la previsión de los especialistas privados para 2026 se revisó a la baja marginalmente, pero ronda el 1.4 por ciento con redondeo de cifras.
Y para 2027, el estimado de crecimiento de México en la encuesta del banco central se mantiene en 1.8 por ciento anual.
En cualquier caso, de cumplirse el escenario de la OCDE o el del consenso de los analistas, 2025 marcará el más bajo crecimiento de la economía mexicana desde 2020, el año de la pandemia.
El contexto de bajo crecimiento se presenta al mismo tiempo que hay un deterioro en la percepción sobre el entorno económico del país.
Así lo deja ver lo señalado por los especialistas en economía del sector privado encuestados por Banxico a finales de noviembre.
El porcentaje de los que consideran que el clima de los negocios en los próximos seis meses “mejorará” es de 29 por ciento y el de los que estiman que “empeorará”, de 20 por ciento.
La opinión intermedia, pero predominante, es el 51 por ciento de los analistas que cree que el ambiente de los negocios “permanecerá igual” prácticamente en la primera mitad de 2026.
Entre las respuestas sobre los factores que los especialistas piensan son un obstáculo para los empresarios al hacer negocios en México, destaca principalmente el “crimen” con 28 por ciento, seguido de la “falta de Estado de derecho” con 22 por ciento y la “corrupción” con 20 por ciento.
Además, la proporción de los que opinan que actualmente “la economía (mexicana) está mejor que hace un año” es de sólo 7 por ciento, por lo que el 93 por ciento piensa exactamente lo contrario, que no está mejor.
La opinión mayoritaria refleja una percepción desfavorable sobre el clima de inversión, pese al Plan México, proyecto gubernamental clave en esta administración para impulsar la economía nacional y atraer más inversiones.
En el mismo sentido, el 56 por ciento de los analistas considera que este es un “mal momento” para efectuar inversiones, siendo la categoría predominante.
El 41 por ciento dijo que “no está seguro” y únicamente el 2 por ciento consideró que este es un “buen momento” para invertir.
Ayer, en la presentación de las Perspectivas económicas sobre América Latina, el jefe del equipo de México de la OCDE, Alberto González Pandiella, advirtió que la incertidumbre en torno a la reforma judicial y la desaparición de los organismos autónomos está frenando la inversión en el país.
A una economía que camina al borde del estancamiento se suma un ambiente de cautela para la inversión por las dudas razonables sobre la certeza jurídica y la erosión de la confianza en las instituciones del país.