Las exportaciones manufactureras de México, que representan 9 de cada 10 dólares de nuestros envíos totales, continúan con una tendencia ascendente debido al dinamismo de las ventas no automotrices dirigidas al mercado estadounidense.
Esto más que ha contrarrestado el desempeño negativo de las exportaciones automotrices, como lo corroboran los datos del INEGI.
El valor de las exportaciones manufactureras se incrementó 15.7 por ciento durante septiembre en comparación con igual mes del año anterior.
En particular, las exportaciones manufactureras no automotrices siguieron mostrando una trayectoria al alza, pues repuntaron 23.9 por ciento anual, su mayor alza desde mayo de 2022, mientras que las automotrices se mantuvieron en virtual estancamiento al retroceder 0.2 por ciento.
Este descenso derivó de un desplome de 7.2 por ciento en las ventas de productos automotrices canalizadas a Estados Unidos y de un disparo de 51.2 por ciento en las dirigidas a otros mercados.
La disminución de los envíos automotrices hacia Estados Unidos está siendo contrarrestada en buena medida por un aumento en las exportaciones hacia otras regiones.
Por lo pronto, la expansión de las ventas externas manufactureras no automotrices es evidencia del mayor uso del T-MEC por parte de las empresas mexicanas que exportan al mercado estadounidense.
Esto se explica por el menor arancel efectivo que enfrentan las exportaciones mexicanas a Estados Unidos en comparación con las de otros países como China.
México envía a Estados Unidos libre de arancel cerca del 90 por ciento de sus exportaciones totales.
En este marco, la tregua de 90 días otorgada por el presidente Donald Trump a México para la entrada en vigor de los aranceles del 30 por ciento concluye en estricto sentido este 29 de octubre.
Se supone que durante los tres meses de pausa, el gobierno mexicano debía resolver el medio centenar de inconformidades sobre barreras no arancelarias al comercio señaladas por la administración Trump, que la Casa Blanca identifica en un reporte de la Oficina del Representante Comercial de Estados Unidos de finales de marzo.
La presidenta Claudia Sheinbaum reveló que el sábado pasado sostuvo una llamada breve con Trump, donde acordaron establecer otra prórroga de “unas semanas más” para la negociación comercial.
También aseguró que están cerca de resolver los señalamientos de Estados Unidos sobre barreras no arancelarias de México. Éstas incluyen limitantes a la inversión en sectores estratégicos como energía y disputas sobre propiedad intelectual o transporte aéreo, entre otros temas.
“Vamos a dar unas semanas más para poder cerrar el tema, que ya va muy avanzado, de las 54 barreras no arancelarias que están ahí pendientes, entonces acordamos hablarnos nuevamente en algunas semanas, porque prácticamente estamos ya cerrando este tema”, dijo la mandataria mexicana.
Justo hace una semana, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, afirmó que, de cara a la revisión del T-MEC en 2026, muy pronto se podrían anunciar los resultados del diálogo bilateral entre Estados Unidos y México para eliminar los aranceles impuestos por la administración Trump.
“Estamos en un 90 por ciento de avance sobre esta intención. Quizás en las próximas dos semanas tendremos algunos resultados importantes. Y tengo un enfoque optimista sobre cuál puede ser el resultado de las negociaciones del T-MEC el próximo año”, declaró Ebrard.
El 31 de julio, tras una llamada entre Shienbaum y Trump, se acordó mantener los aranceles del 25 por ciento sobre los productos procedentes de México que no cumplen con las reglas de origen previstas en el T-MEC.
Esa tasa está por debajo del arancel de 30 por ciento que Trump amenazó con imponer a todos los productos mexicanos, argumentando que el gobierno de Sheinbaum no ha hecho lo suficiente para asegurar la frontera compartida.
Tres meses después no está claro si los aranceles de 30 por ciento representarían un aumento de 5 puntos desde los de 25 por ciento que están vigentes o si se aplicarían sobre éstos para llegar a 55 por ciento.
Todo esto, además de generar incertidumbre en empresas de sectores altamente integrados en Norteamérica como el automotor, afecta de manera importante los beneficios del T-MEC, que hasta ahora no se sabe si podrá preservar su carácter comercial trilateral.