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‘La exclusión financiera también se hereda’

De la población que en la actualidad no tiene inclusión financiera, el 95 por ciento proviene de hogares en los que sus padres tampoco gozaban de acceso a productos financieros.

En México, el 37 por ciento de las personas con inclusión financiera proviene de hogares en los que sus padres también tuvieron vinculación con productos y servicios financieros.

Por el contrario, de la población que en la actualidad no tiene inclusión financiera, el 95 por ciento proviene de hogares en los que sus padres tampoco gozaban de acceso a productos financieros.

Lo anterior se desprende del Informe de movilidad social en México 2025: la ruta hacia la inclusión financiera, elaborado por el Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) con base en la Encuesta ESRU de Movilidad Social en México 2023 (ESRU-EMOVI 2023).

Esta encuesta sexenal sobre movilidad social quiere responder la pregunta de si origen es destino de vida y su más reciente informe nacional fue presentado en julio pasado.

En esta ocasión, la encuesta incluyó un módulo temático de inclusión financiera, con el objetivo de analizar la relación entre la inclusión financiera y la movilidad social de las personas.

Por un lado, de manera sistemática, autoridades, especialistas y profesionales del tema mencionan la importancia de la inclusión financiera y se hace referencia al efecto positivo que puede tener en el bienestar de la población.

“Lo que hacemos con la encuesta es contrastarlo con los datos para ver si efectivamente estamos identificando esa relación”, explica Roberto Vélez, director ejecutivo del CEEY y coautor del informe.

Una primera noticia es que, en términos empíricos, efectivamente se encuentra esa relación. Es decir, “cuando provenimos de hogares en condición de inclusión financiera nuestro espacio de movilidad social se amplía de manera importante”.

Sobre los hallazgos, hay algunos resultados principales en torno a la inclusión financiera y la movilidad social:

El primero tiene que ver con qué pasa con la población que nace en el 40 por ciento de menos recursos económicos en términos de posibilidades de alcanzar el otro extremo de la escalera social; esto es, llegar al 20 por ciento más alto.

La frecuencia con la que esta población lo logra es de 4 de cada 100 personas. “Si provengo de hogares donde no hubo inclusión financiera, si provengo de la parte baja de la escalera social, 4 de cada 100 logramos escalar hasta arriba”, señala Vélez a quien esto escribe.

“Qué pasa si tenemos la misma situación de origen en términos de recursos económicos; es decir, provenimos del 40 por ciento más bajo, pero nuestros padres sí estaban incluidos financieramente. Ese 4 de cada 100 crece a 13 de cada 100, esto significa 3.3 veces más posibilidades de hacer todo el recorrido de ascenso”.

Dicho de otra manera, el no contar con algún instrumento de inclusión financiera es una barrera para no ascender en la escala social. Por el contrario, tener padres con inclusión financiera hace mucho más probable llegar hasta el escalón más alto.

En este sentido, Ana Laura Martínez, consultora en BeWay y coautora del informe, advierte que “la exclusión financiera se está heredando”.

El segundo resultado analiza la movilidad social comparando la población de hombres con la de mujeres.

La pregunta en particular es “qué pasa con los hombres que nacen en esta parte baja de recursos económicos que provienen de hogares con inclusión financiera”, comenta Vélez.

El 13 por ciento crece hasta el 22 por ciento, de manera que 22 de cada 100 que nacen en esa condición de desventaja económica, pero están en un entorno adecuado en términos de inclusión financiera, hacen todo el recorrido.

“¿Qué pasa con las mujeres? También mejora su movilidad, pero ese 22 por ciento solamente llega al 7 por ciento. ¿Por qué digo que sí mejoran las mujeres? Porque efectivamente, cuando provienen de hogares donde no había inclusión financiera, el recorrido completo sólo lo logran 3 de cada 100 mujeres. Cuando provienen de hogares con inclusión financiera es 7 de cada 100”.

La buena noticia es que en el caso de las mujeres está mejorando la posibilidad del ascenso social en entornos de inclusión financiera, pero si lo comparamos con la situación de los hombres, el resultado cambia completamente, apunta el director ejecutivo del CEEY.

Es decir, la posibilidad de hacer este ascenso es completamente distinta y mayor en el caso de los hombres. “Eso ya te habla de ciertas barreras a la movilidad social que acompañan la situación de las mujeres en comparación con los hombres”.

El informe del CEEY no deja duda de que las condiciones de desventaja económica contribuyen a la exclusión financiera de las personas más vulnerables.

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