En julio de 2024, el entonces secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, alertó que México no tiene un comercio recíproco con China, pues “nos vende y no nos compra”.
Para fundamentar su dicho, detalló que nuestro país compra a China 119 mil millones de dólares por año y le vende 11 mil millones.
Sobre la base de ese desbalance, planteó hacer una revisión de nuestro comercio con el gigante asiático y protegernos.
Datos más recientes del Banco de México, muestran que en todo 2024 las exportaciones mexicanas al mercado chino sumaron 9.9 mil millones de dólares y cayeron 1.2 por ciento respecto al año previo.
Por el contrario, las importaciones de México desde China ascendieron a 129.5 mil millones de dólares, pero repuntaron 12.9 por ciento comparado con 2023.
Esto afianzó al dragón asiático como nuestro segundo mayor proveedor de bienes después de Estados Unidos.
De lo anterior también se desprende que en 2024, por cada dólar que México exportó a China, nuestro país compró 13 dólares de mercancías chinas.
En julio de 2024, Donald Trump no había ganado la elección presidencial en Estados Unidos ni se habían concretado los cambios en la política comercial y arancelaria de ese país.
Ramírez de la O dijo que la expansión comercial internacional de China se había logrado a costa de ganarle terreno a México, Estados Unidos y Canadá.
Expuso que desde su entrada a la Organización Mundial del Comercio en 2001, China aumentó su participación en las exportaciones mundiales del 3.8 al 14 por ciento, en tan sólo 22 años.
Por el contrario, la participación de Norteamérica –Estados Unidos, México y Canadá– bajó de 19 por ciento en el año 2000 al 13 por ciento en 2022.
Así llegamos a enero de 2025 con la toma de posesión de Trump y el sustancial cambio de dirección que dio a la política comercial de Estados Unidos, imponiendo aranceles significativos a todos sus socios comerciales.
En el caso de México, las exportaciones destinadas al mercado estadounidense que se realizan fuera del T-MEC enfrentan aranceles de 25 por ciento.
La mayoría de los bienes comerciados en el marco del Tratado se mantienen exentos de aranceles, con excepción de algunos productos de acero, aluminio y cobre, que enfrentan aranceles de 50 por ciento.
Si bien México podría aplicar medidas de retaliación, hasta ahora el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha privilegiado el diálogo y la negociación con la administración Trump para mantener una ventaja relativa frente a otros socios de Estados Unidos.
Por eso llamó la atención que, como parte del Paquete Económico para 2026, el gobierno mexicano anunció la aplicación de “aranceles estratégicos” a países con los que no existen acuerdos comerciales vigentes.
El Programa de Protección para las Industrias Estratégicas de México, que se sustenta en una iniciativa de reforma a la Ley de los Impuestos Generales de Importación y Exportación, prevé aumentar los aranceles a los autos fabricados en Asia, sobre todo en China, hasta el 50 por ciento.
El mismo nivel de arancel está previsto para autopartes e industrias como la textil, vestido y siderúrgica, mientras que uno de 35 por ciento se propone establecerlo en electrodomésticos, aluminio, juguetes y motocicletas, entre otros sectores.
La respuesta china no tardó en llegar y, a través de un portavoz del Ministerio de Comercio, señaló que “China espera que México actúe con cautela y piense dos veces antes de realizar cualquier ajuste arancelario”.
Más aún, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores, Lin Jian, advirtió que China se reserva el derecho de responder ante cualquier medida que lesione sus intereses.
Por su parte, la Cámara de Comercio y Tecnología México-China hizo un “llamado urgente a que se reconsideren estas medidas” y se haga un análisis de las posibilidades concretas que tiene México para sustituir importaciones.
Da en el clavo, pues no hay duda de que será necesario tener planes y programas para procesos industriales en donde no sea posible la sustitución de importaciones.
Por lo pronto, México parece alinearse con Estados Unidos en materia comercial antes de las negociaciones sobre la revisión del T-MEC en 2026.