Contrapesos

El efecto arancelario de ‘cámara lenta’

Es probable que los aranceles aumenten la inflación en el país vecino, que podría pasarle factura a México.

En julio pasado, la inflación general en México registró una tasa anual de 3.5 por ciento –con redondeo de cifras–, después de que en junio se ubicó en 4.3 por ciento, con lo que no sólo presentó una desaceleración importante, sino que alcanzó su menor nivel desde diciembre de 2020.

La disminución en buena parte se debe a un efecto de alta base de comparación, que provoca lecturas de inflación distantes de un año a otro, y a una trayectoria favorable en la inflación de los productos agropecuarios.

En Estados Unidos, el Índice de Precios al Consumidor (IPC) se mantuvo en 2.7 por ciento a tasa anual en julio, contra una estimación de 2.8 por ciento, gracias a la caída en los precios de la energía y la gasolina en ese país.

Lo que reflejan es un panorama heterogéneo en las variaciones de los precios, pues mientras aquí la inflación general anual bajó, allá se contuvo.

En este momento México tiene 0.8 puntos más de inflación general en comparación con Estados Unidos, que es el diferencial más bajo desde septiembre de 2023.

Sin embargo, también se observa un aumento del componente subyacente en la economía estadounidense, donde se incrementó de 2.9 a 3.1 por ciento de un mes a otro.

Además de que el IPC subyacente, que excluye los componentes volátiles de alimentos y energía, aceleró por segundo mes consecutivo, regresó a su nivel más elevado desde febrero de este año.

¿Qué pasa en México con la inflación subyacente, que elimina del cálculo del Índice Nacional de Precios al Consumidor los bienes y servicios cuyos precios son más volátiles, como los agropecuarios y energéticos?

La inflación subyacente anual se posicionó en torno a 4.2 por ciento anual tanto en junio como en julio, manteniéndose por arriba del rango objetivo del Banco de México (Banxico).

El componente subyacente, que siempre es el mejor referente de la trayectoria inflacionaria, ha consolidado una tendencia al alza durante los últimos meses.

Ese es el principal motivo por el que ha habido división en la Junta de Gobierno de Banxico en la votación sobre los recortes a la tasa de interés de referencia.

En las dos últimas decisiones de política monetaria, el subgobernador Jonathan Heath votó por mantener inalterada la tasa objetivo.

Cuando se compara el componente subyacente, en México tenemos 1.1 puntos más de inflación con relación a Estados Unidos.

El debate en este momento es sobre el impacto de los aranceles de Donald Trump en la inflación de la economía estadounidense.

En julio, con un IPC general en 2.7 por ciento anual y un IPC subyacente en 3.1 por ciento, la divergencia es evidente.

La inflación subyacente en Estados Unidos se muestra más rígida, es decir, refleja resistencia a la baja.

De acuerdo con un análisis reciente de FocusEconomics, probablemente debido a una combinación de acumulación de inventario y el deseo de las empresas de proteger las ventas, las subidas de aranceles han tardado más de lo previsto en reflejarse en los precios al consumidor en Estados Unidos.

En el primer trimestre hubo un repunte significativo de las importaciones en ese país ante las compras anticipadas de las empresas buscando evitar la inminente imposición de aranceles.

Sin embargo, la inflación estadounidense aún no refleja los nuevos aranceles vigentes a partir del 7 de agosto.

Un análisis reciente del banco de inversión UBS, que titula Otro ladrillo en el muro de aranceles, prevé que el arancel efectivo de Estados Unidos se estabilice cerca del 15 por ciento para mediados de 2026, lo que corresponde a un rango arancelario del 30 a 40 por ciento para China y del 10 a 15 por ciento para otros países.

Estos aranceles podrían reducir el crecimiento del PIB de Estados Unidos en alrededor de un punto porcentual y aumentar el IPC en aproximadamente un punto porcentual durante los próximos 12 meses, lo cual sugiere que la inflación podría escalar a niveles de 4 por ciento anual.

Así que es probable que los aranceles afecten la actividad económica y aumenten la inflación en el país vecino, que podría pasarle factura a México, su principal proveedor y socio comercial, ante la integración.

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