La inflación anual en el país desaceleró en junio, pero acumuló dos meses consecutivos por encima del límite superior del rango objetivo oficial.
Esto no ha sido un impedimento para que el Banco de México (Banxico) continúe disminuyendo su tasa de interés de referencia.
A finales de junio implementó un recorte adicional de medio punto porcentual, el cuarto consecutivo de esa magnitud, al pasar de 8.5 a 8.0 por ciento.
En junio pasado, la inflación general fue de 4.3 por ciento anual –con el redondeo de cifras–, con lo que se observó una desaceleración desde 4.4 por ciento anual en mayo previo, según información del INEGI.
Aunque rompió una racha de cuatro meses en ascenso, se mantuvo por arriba de 4 por ciento por segundo mes consecutivo, por lo que sigue fuera del intervalo de variabilidad del Banxico en torno al objetivo de inflación de 3 por ciento más o menos un punto.
Sin embargo, el componente subyacente, que determina la trayectoria de la inflación general a mediano plazo, registró en junio un nivel de 4.2 por ciento anual, su máximo de 14 meses, además de que aceleró desde 4.1 por ciento en mayo.
Al interior de la inflación subyacente, que excluye los rubros más volátiles, los precios de las mercancías aumentaron 3.9 por ciento anual, su mayor nivel desde febrero de 2024, además de que hilaron siete meses en aceleración.
Por su parte, los precios de los servicios se incrementaron 4.6 por ciento contra junio de 2024, siendo la inflación en este rubro más alta desde febrero pasado, además de que se interrumpió la tendencia a la baja de los meses previos.
El índice de precios no subyacente, que incluye los productos más volátiles y las tarifas autorizadas por el gobierno, desaceleró en junio a 4.3 por ciento anual desde 5.3 por ciento en mayo.
Ello fue resultado de que la inflación de los productos agropecuarios se ubicó en 5 por ciento anual, desacelerando desde 6.8 por ciento el mes anterior.
Además, el subíndice de precios de los energéticos y tarifas autorizadas por el gobierno se redujo de 3.9 a 3.6 por ciento anual, su quinto mes al hilo por debajo de 4 por ciento.
Los pronósticos de inflación elaborados por analistas de mercados para el cierre de 2025 para la economía mexicana se mantienen en torno a 4 por ciento anual.
En la decisión de política monetaria de junio, cuando Banxico redujo la tasa de referencia en medio punto para ubicarla en un nivel de 8.0 por ciento, los pronósticos de inflación se ajustaron al alza.
De hecho, se revisaron al alza para los próximos trimestres por tercera ocasión consecutiva.
El pronóstico del Banxico para la inflación general en el cuarto trimestre de 2025 aumentó de 3.3 a 3.7 por ciento, pero el banco central continúa esperando que converja a la meta de 3 por ciento en el tercer trimestre de 2026.
En la minuta del anuncio sobre la decisión de política monetaria de junio, se revela que el subgobernador Jonathan Heath consideró que ante la evolución del panorama inflacionario y el deterioro del balance de riesgos, es necesario actuar con prudencia y “pausar las reducciones en la tasa de referencia”.
Estimó que, pese a que la postura monetaria sigue siendo restrictiva, “el espacio para continuar con su calibración se ha agotado”.
Como se recuerda, en la reunión de junio Heath emitió un voto disidente a favor de mantener la tasa en 8.50 por ciento.
Esto sugiere que en la próxima reunión, programada para principios de agosto, el debate que seguramente se dará en la Junta de Gobierno de Banxico es si hacer una pausa en el proceso de ‘calibración’ de la postura monetaria y no seguir bajando la tasa, o limitar la magnitud de la reducción a un cuarto de punto.
Para entonces habría más claridad de si el virtual estancamiento que enfrenta la economía mexicana será suficiente para que la inflación retome su tendencia a la baja en la segunda mitad del año.