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El acertijo de los aranceles a México

A pesar del trato relativamente preferencial, el impacto directo de los aranceles sobre la economía mexicana aún es incierto.

Justo en una semana se cumple la fecha límite del 9 de julio señalada por la administración Trump para que, al finalizar una suspensión de 90 días, se restablezcan los aranceles más altos a los principales socios comerciales de Estados Unidos, con los que mantiene negociaciones.

Ese grupo no incluye a México ni a Canadá, a los que el presidente estadounidense les impuso aranceles por el tráfico de fentanilo y las problemáticas migratorias, pero las conversaciones con ambos se llevan a cabo con los responsables de sus políticas comerciales.

El domingo en la tarde, el gobierno canadiense anunció que echaba atrás el impuesto sobre los servicios digitales para reanudar las negociaciones comerciales con Estados Unidos, “con miras a alcanzar un acuerdo antes del 21 de julio”.

La decisión se tomó después de que el viernes, el presidente Donald Trump informó que ponía fin a todas las negociaciones comerciales con Canadá, luego de que este país había decidido aplicar a Estados Unidos dicho impuesto.

La situación con México es incierta, con todo y que hasta ahora el gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum ha privilegiado el diálogo sin aplicar medidas de retaliación.

Prioritariamente, se busca la eliminación de los aranceles de 50 por ciento impuestos por Estados Unidos a sus importaciones de acero y aluminio provenientes de México.

La semana pasada, el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, reconoció que las tensiones militares entre Estados Unidos e Irán complicaron las negociaciones comerciales con la administración Trump para evitar los aranceles al acero y aluminio.

“Ha sido complejo (negociar con Estados Unidos), a pesar de que estamos en contacto diario con la Secretaría de Comercio y la Oficina del Representante Comercial”, pues “de repente se cancelan reuniones, (…) lo que ha provocado un alargamiento” en las negociaciones, dijo el funcionario.

La llamada ‘guerra de los 12 días’ entre Israel e Irán ocasionó que la agenda comercial de Estados Unidos con México pasara a segundo plano, detrás incluso de los temas de carácter migratorio y de seguridad.

Trump anunció a principios de junio un incremento de 25 a 50 por ciento en los aranceles sobre las importaciones estadounidenses de acero y aluminio provenientes de todos los países, incluido México.

Respecto al arancel generalizado del 25 por ciento, anunciado en marzo por el gobierno estadounidense, su efecto se mitiga con el trato preferencial al comercio de mercancías vía T-MEC.

Se estima que prácticamente la mitad de nuestras exportaciones al mercado estadounidense califica para la preferencia arancelaria.

Los bienes mexicanos comerciados fuera del marco del T-MEC tienen que pagar este arancel.

En el caso del arancel de 25 por ciento sobre los vehículos ligeros, vigente desde principios de abril y acumulable con otros aranceles, el gobierno de Trump anunció medidas que le otorgan a México mejores condiciones de exportación al mercado estadounidense.

Le otorgó un trato preferencial de arancel cero para motores, arneses, suspensiones y otros componentes fabricados en la región T-MEC que sean utilizados en el ensamble de vehículos ligeros en Estados Unidos, además de que se eliminó el cobro de aranceles acumulados.

Sin embargo, el efecto de los aranceles de 50 por ciento al acero y aluminio no se puede mitigar, pues Estados Unidos se basó en la Sección 232 de su Ley de Expansión Comercial, que invoca cuestiones de seguridad nacional para imponer restricciones a sus importaciones.

Ebrard espera que muy pronto se llegue a una conclusión sobre la imposición de aranceles al acero y aluminio.

Según una nota reciente de Bloomberg, Estados Unidos y México están cerca de alcanzar un acuerdo que eliminaría los aranceles de 50 por ciento impuestos por Trump sobre las importaciones estadounidenses de acero hasta un determinado volumen.

La agencia calificadora Fitch Ratings estima que el arancel efectivo de Estados Unidos sobre las importaciones de mercancías mexicanas bajaría a un nivel cercano a 10 por ciento desde 15 por ciento en abril.

Esto, gracias a las medidas anunciadas por la administración Trump para dar un trato preferencial al comercio con México vía T-MEC.

No obstante, contrasta con el arancel efectivo de prácticamente cero por ciento que se tuvo hasta el año pasado.

A pesar del trato relativamente preferencial, el impacto directo de los aranceles sobre la economía mexicana aún es incierto.

Seguimos frente a un acertijo de difícil solución.

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