Econokafka

Gran Hermana Sheinbaum: 198… 4T

El autoritarismo se nutre de la democracia, como quedó demostrado una vez más en la elección de los futuros jueces.

La Gran Hermana Sheinbaum sigue construyendo el México de la cuarta transformación, ese país que será único en el mundo por la felicidad del pueblo. Un régimen fundado sobre los siete pilares o principios del movimiento, Morena, que fundó el Gran Hermano López, quien hoy también manda y vigila por medio de su subordinada. Es ella la que se encarga de seguir desarrollando y justificando esos principios tan exitosos.

Autoritarismo es democracia. El pueblo manda y dictó mayoritariamente que debía instaurarse un omnipotente Poder Ejecutivo. El autoritarismo se nutre de la democracia, como quedó demostrado una vez más en la elección de los futuros jueces destogados. Esos votos sabiamente guiados por medio de acordeones y que coronaron el resultado tan esperado. México, lo proclama con aplomo la Gran Hermana, es el país más democrático del mundo. En su infinita sabiduría los votantes han optado por construir democráticamente un régimen autoritario.

Pobreza es riqueza. Durante todo su sexenio el Gran Hermano lo proclamó: la pobreza material es una de las características del pueblo bueno. Es la carencia de recursos que muestra la abundancia de honradez, decencia y humildad. Nada de aspiracionismos, eso queda para los fifís. La Gran Hermana ha seguido con la receta para asegurar la felicidad y resignación en esa pobreza tan espiritualmente rica: becas y pensiones. Y el pobre expresa su agradecimiento con sus votos.

Enfermedad es salud. El pueblo bueno tiene ahora el incentivo más potente para buscar y conservar la salud: la certeza de que hay pocos medicamentos y limitadas oportunidades para consultar con un médico, ya no digamos un especialista o tener una cirugía. Ahora el pueblo sabe que la salud hay que cuidarla como nunca. Si acaso hay alguna enfermedad, el dinero de la pensión o la beca alcanza para visitar un consultorio adjunto a una farmacia.

Ignorancia es educación. Sin la necesidad de aspirar a los conocimientos que solo buscan esos aspiracionistas fifís, los hijos del pueblo bueno pueden ser educados en los valores realmente importantes, sobre todo el rechazo por la riqueza y el agradecimiento hacia la Gran Hermana. La ignorancia es la mejor educación gracias a la Nueva Escuela Mexicana.

Corrupción es honestidad. El Gran Hermano López mostró el camino a todos los funcionarios del régimen: no puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Ahora el gobierno también es pobre, y de ello se aseguran aquellos que se apropian de los recursos del erario a su alcance, todos proclamando la más escrupulosa honestidad. La Gran Hermana Sheinbaum ha consolidado ese camino destruyendo la transparencia. El que nada sabe, nada cuestiona.

Control es libertad. La Gran Hermana ha logrado este avance recientemente: la vigilancia y control de toda la sociedad por medio de la tecnología más avanzada. Una información que permite a las personas de bien el manejarse con confianza y tranquilidad. El que nada debe, nada teme. Solo se procederá con el permiso de un juez, de esos votados por el pueblo. Se cierra un círculo en que el control traerá la libertad.

Censurar es informar. Otro gran avance que ya había iniciado el Gran Hermano: se acabaron las calumnias y el libertinaje de los medios. La información veraz fluirá sin obstáculos gracias a la censura.

Un México extraordinario en el que George Orwell hubiera sido un extraordinario cronista del Gran Hermano López y la Gran Hermana Sheinbaum y su proyecto transformador.

COLUMNAS ANTERIORES

México no es democracia: mil planas
Sheinbaum tropieza con Sheinbaum

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.