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Claudia no entiende que no entiende

Como Trump, Claudia Sheinbaum no entiende que no entiende y cree que sus ideas detonarán un impresionante crecimiento.

La reciente estimación del Fondo Monetario Internacional es contundente: el crecimiento de la economía mexicana en 2025 será negativo, esperándose una contracción de 0.3 por ciento. A principios de este año, el propio organismo esperaba una expansión de 1.4 por ciento. El deterioro es severo, en mucho causado (aunque no solo) por las veleidades arancelarias del inquilino de la Casa Blanca, un analfabeto económico, quien se siente un genio en la materia.

Claudia Sheinbaum no está, por desgracia, lejos de su homólogo en la misma materia. Como Trump, no entiende que no entiende y cree que sus ideas detonarán un impresionante crecimiento. El estadounidense ha buscado economistas que coincidan con, o al menos defiendan, sus estrambóticas ideas. Sheinbaum, por su parte, abreva en la escuela que heredó del obradorismo a pesar de sus pobrísimos resultados: las cifras del FMI (que provienen del propio gobierno mexicano) establecen que entre 2018 y 2024, el PIB por habitante creció a un promedio anual de prácticamente cero (0.1 por ciento), con un acumulado en el sexenio de 0.2 por ciento.

El crecimiento anual del PIB promedió solo 1.0 por ciento. Quitando la pandemia (2020) y su rebote (2021), la cifra se duplica a 2.0 por ciento, todavía inferior al registro alcanzado en lo que el antecesor de Sheinbaum llamaría el “periodo neoliberal”, y sin quitarle los choques externos negativos que también tuvo. Esta es la fórmula que Sheinbaum está replicando, de alguna forma esperando que el resultado será distinto.

La presidenta dijo que no coincidía con el FMI porque la Secretaría de Hacienda tenía modelos que apuntaban a que la economía crecería. Literalmente, aunque con mayor elegancia que su predecesor, dijo que tenía otros datos. El detalle es que el FMI pronostica un 0.3 por ciento negativo, en tanto que el Banco Mundial estima exactamente cero, y la encuesta de Citi de instituciones financieras ofreció un promedio de 0.2 por ciento. La encuesta más reciente del Banco de México entre economistas privados apunta a 0.4 por ciento.

Lo que Sheinbaum al parecer no se pregunta es por qué nadie coincide con la perspectiva hacendaria (que espera un crecimiento mínimo de 1.5 por ciento en el año). En parte porque ella, como Trump, tiene un plan, precisamente el llamado Plan México. Cree que con su visión estatista y dirigista podrá atraer masivamente inversiones nacionales y extranjeras. Le cree a otra de sus dependencias, la Secretaría de Economía, que dice tener en espera nada menos que mil 937 proyectos de inversión extranjera directa (IED) por 298 mil millones de dólares que quieren entrar al país. La magnitud de esa fantasía es evidente cuando se considera que en el sexenio 2019-2024 ingresaron 206 mil millones de IED, de los cuales, solo 62 mil millones fueron inversiones realmente nuevas (esto es, no reinversión de utilidades o movimientos entre compañías).

Sheinbaum Pardo al parecer no piensa que los aranceles de Trump pueden alejar a inversionistas extranjeros, además de graves factores internos como el demoledor circo de la reforma judicial, la destrucción de organismos autónomos, el elevado déficit fiscal y la inseguridad, esta última incluyendo extorsión a toda clase de empresas. Cree que sus planes son superiores a las fuerzas del mercado y contar con instituciones sólidas, sobre todo las que conforman un estado de derecho.

Lo suyo son, como con Trump, firmes creencias que la economía evolucionará como ella lo espera porque considera que sus ideas y planes son fuera de serie. El estadounidense no entiende y ella tampoco.

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