Cada día que pasa hay un deterioro en la vida de los mexicanos que incluso amenaza siquiera vislumbrar el porvenir, porque son tantos los hechos negativos que no hay tiempo en ocasiones de digerir las malas noticias. La violencia se recrudece acompañada de la inseguridad pese a las cifras alegres del gobierno, pero los medios de comunicación y las redes sociales con todos los peligros que ello significa informar de estos eventos lo siguen haciendo hasta donde es posible. El hartazgo frente a esos hechos también se empieza ya a manifestar con mayor intensidad, y fue sin duda una de las causas de la asistencia ciudadana en varias partes del país comenzando por la Ciudad de México independientemente de qué edades fueras los asistentes.
Una de las consignas que se leía en las redes sociales para invitar a la manifestación es que sería totalmente pacífica y que los ciudadanos hartos de la violencia e inseguridad habían perdido el miedo para reclamar al gobierno federal que cumpla con su obligación de dar seguridad a toda la población y a las empresas de todos los tamaños para atacar decididamente la extorsión de qué son objeto.
Pero el gobierno, particularmente la presidenta respondió con descalificaciones y de una manera desmedida acusó a los convocantes y a los fantasmas que inventa la propaganda oficial, aún hasta en el plano internacional de una conjura contra ella que enardeció en el más puro estilo del régimen del obradorato el ambiente político, despejando cualquier duda ( si es que algunos la tenían) de que no se está ante una presidenta que sea jefa de Estado como lo señala expresamente la Constitución, sino ante la encargada momentáneamente de encabezar una facción que después de siete años solo ha dejado como saldo una corrupción estratosferica de la que no se tenía antecedentes del círculo más cercano al verdadero líder del movimiento morenista; esta violencia e inseguridad que invade a todo el país por los seis años anteriores de “abrazos y no balazos “ que no fue otra cosa más que la evidente colusión con el crimen organizado como tantos y tantos ejemplos públicos existen, amén de una economía deteriorada, estancada se le dice eufemísticamente que no sale del cero de crecimiento del producto interno bruto (PIB), en promedio en los últimos siete años, una política exterior deteriorada, llena de pleitos y rupturas como no se había visto que daña la imagen que México se había forjado por décadas incluso de liderazgo regional y actor en la geopolítica solo por mencionar estos temas por falta de espacio.
Pero esto es solo una parte, la presidenta respondió con una celada para los manifestantes en la Ciudad de México al cerrar el Zócalo y dejar solo una entrada, amurallar el Palacio Nacional, permitir la entrada primero de un oscuro grupúsculo violento, revienta manifestaciones y provocador y culminar con una abierta represión policiaca y detención de jóvenes que como fue ampliamente acreditado con las imágenes en los medios de comunicación NO estaban agrediendo a la policía y si en cambio tenían una actitud pacífica, muchísimas personas no pudieron entrar a la plancha del Zócalo y otras al ver al grupo infiltrado de provocadores se retiraron. El objetivo de la verborrea presidencial y los actos de represión en el evento así como las detenciones cumplieron el objetivo del régimen: meter miedo en la sociedad.
Ahora no solo se teme la violencia de los integrantes del crimen organizado, sino también de las acciones del gobierno morenista por levantar la voz, por protestar por todo el estado de cosas que se vive en la sociedad.
La estrategia del obradorato ha pasado ahora al uso del herramienta política del miedo para buscar inmovilizar a la sociedad, para evitar su manifestación física, pero también en los medios de comunicación y en las redes sociales ha llegado al punto de veladamente amenazar incluso a los anunciantes de una televisora con la que mantiene el pulso por una deuda fiscal que se ha elevado al plano político abiertamente de la confrontación, la propaganda gubernamental como la de aquellos de los regímenes autoritarios y dictatoriales está operando, pero es también el medio de buscar crear el humo para tratar de que se pierda en la opinión pública los casos de corrupción e involucramiento de personajes del círculo obradorista en relación a los casos de corrupción de Segalmex, del llamado “ huachicol fiscal “ , de la impunidad de la gozan los responsables del manejo criminal en la pandemia del COVID, de toda la corrupción y ecocidio en el tren maya, de la refinería de “ dos bocas”, de que pasó con la “ venta del avión presidencial “ y de tantos etcéteras que son los que explican la abultada deuda pública que se tiene y que aqueja a la nación toda.
Los autócratas y sus regímenes no acaban bien, ejemplos sobran en la historia antigua y contemporánea, pero hay algunos que por lo que se ve prefieren ignorarla para seguir manteniendo sus actuales privilegios y seguir a base la corrupción enriqueciéndose, y destruir el cuerpo institucional de la República para mantener solo para un grupúsculo los beneficios del poder, la narrativa populista con la que iniciaron ha quedado vacía por la fuerza de los hechos y ya no les queda más que entrar a la introducción del miedo como estrategia amenazante ante la protesta social por la situación que se vive en México.