Samuel Aguilar Solis

México, en una era violenta

Sin declarar abiertamente una guerra, Trump bombardea Irán y evita así la autorización del Congreso norteamericano con su sola palabra, argumentando que Irán representa un peligro al estar a punto de fabricar bombas.

En las difíciles e inciertas horas que el mundo vive por los últimos acontecimientos del bombardeo por la decisión de Trump a las instalaciones donde los iraníes presuntamente estaban a punto de obtener resultados que los llevarías a producir bombas nucleares, volver a ver titulares en los periódicos más importantes del mundo nos estremece, al recordar aquellos donde se anunciaban la primera y segunda guerras mundiales en el siglo XX. Titulares de medios de comunicación que evocan también cómo las decisiones de líderes fuertes ponen al mundo en un peligro terrible. Los autócratas de hoy como los de ayer ejercen con violencia el poder y tratan de imponer su visión del mundo que, a su parecer, debería de ser.

Sin declarar abiertamente una guerra, Trump bombardea Irán y evita así la autorización del Congreso norteamericano con su sola palabra, argumentando que Irán representa un peligro al estar a punto de fabricar bombas, este discurso nos lleva a recordar a Bush señalando como argumento que Irak tenía armas de destrucción masiva que llevaron a tener la “justificación” para la invasión de ese país, derrocando a Sadam Husein, aunque ahí fue una invasión terrestre y ahora con Irán es diferente, bueno hasta al día de hoy.

No puede Trump alegar que Irán hubiese atacado intereses norteamericanos para tener la reacción que tuvo y sin embargo, lo hace en un abierto respaldo a las posiciones y acciones de Israel, que a su vez mantiene su dicho de que Irán es responsable de los ataques que los proxis de Hezbolá, Hamas, o los Huzies Yemen le han hecho. En Irak, al derrocar a un aliado que lo fue como Sadam Husein, los estadounidenses argumentaron estar llevando la democracia a ese país y hoy sabemos el resultado; en el caso del gobierno teocrático y violador de derechos humanos de los ayatolas, aún no escuchamos esa narrativa (la de la democracia), pero nada debe de sorprender cuando el hijo del derrocado Sha de Iran, en 1979, aparece justo con ese discurso.

La magnitud del ataque permitió también a Trump mostrar el poder militar que los Estados Unidos tienen, y sin duda, el mensaje va más allá de los iraníes, es importante resaltar la posición de Rusia y China, que no se decantan por un apoyo a Irán o condena abierta a la decisión de Trump, y aquí es donde es importante seguir con mucho cuidado sus reacciones, ya que Rusia, con su guerra por la invasión a Ucrania, mantiene un desgaste y costo económico que pone ahora en los linderos de una recesión económica, amén de la derrota militar de salida del país de su aliado Bashar al Assad, que hay que recordar que era también un peón de los ayatolas iraníes y ahora involucrarse abiertamente en apoyo de Iran lo pondría en una situación de riesgo, cuando ya tiene incluso, desde hace meses, problemas para el reclutamiento de nuevos soldados para su guerra con Ucrania. China, por su parte, aunque no es una zona de influencia directa, puede aprovechar los acontecimientos para situarse como defensor del derecho internacional, pero abre la posibilidad de que mientras el mundo mira para otro lado presione aún más por su intención a recuperar el control de Taiwán.

Sin embargo, los ayatolas pueden responder de diversas maneras no convencionales a los Estados Unidos y eso llevaría a un tiempo de incertidumbre global, pero también pueden afectar la economía mundial si bloquean o atacan navegaciones de petróleo en el golfo Pérsico y el estrecho de Ormuz que produciría un incremento sustancial del precio del petróleo sino es que, incluso, una escasez que vendría a golpear la economía mundial en un momento en donde las medidas arancelarias de Trump mantienen también no solo la incertidumbre sino el freno a la inversión y unas muy bajas expectativas de crecimiento económico globales.

Los mexicanos debemos de estar atentos a estos acontecimientos mundiales, porque sin duda, nuestra agenda bilateral con los Estados Unidos no es prioridad ahora para ellos y eso son malas noticias para nuestro país, pero también no olvidemos que somos importadores de gasolina y un aumento del precio del petróleo repercute de forma automática en los precios internos, en un contexto donde tenemos una economía estancada y unas finanzas públicas que día a día crujen más, un tratado comercial en vilo de cara al próximo año y la política arancelaria trumpista como amenaza permanente.

No estamos en los tiempos de una tercera guerra mundial, pero tampoco en un remanso de paz, los convulsos y violentos tiempos que vivimos certifican el cambio de era que se está dando, y una vez más expresan de manera clara y concreta del peligro que los populistas autócratas representan no solo a la democracia constitucional sino a la paz mundial y a la vida misma de los seres humanos en la tierra con su llegada al poder.

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