Desde hace ya casi un cuarto de siglo, López Obrador se ha llenado la boca con un estribillo de que “primero los pobres”, pero ya con cuatro años y medio de su “gobierno”, la realidad dice otra cosa. Hay que señalar que combatir la pobreza de raíz, de forma estructural, sin duda pasa porque más mexicanos tengan empleos formales que les proporcione no solo un ingreso para ellos y sus familias, y también seguridad social, es decir, que con sus cuotas, las de sus patrones y la aportación del Estado, puedan tener seguro médico y cotizaciones para estar en posibilidades de adquirir una vivienda, así como otras prestaciones sociales, y eso obviamente tiene como condición que la economía crezca, que el Producto Interno Bruto, año con año vaya creciendo para darle empleo a la población económicamente activa, pero también a los jóvenes que se van incorporando al mercado laboral.
Sin embargo, en estos cuatro años y medio, el “gobierno” de López no ha tenido realmente una política económica y se ha guiado por sus caprichos que han llevado a que el primer secretario de Hacienda renunciara, al segundo se le hizo renunciar engañándolo a que iría al Banco de México, y el tercero, actual, ha decidido obedecer pero no aparecer para mejor, supongo, no contradecir a su jefe y sobrevivir en el cargo, pero política económica nada.
Hace unos días, el INEGI anunció que la economía mexicana en el primer trimestre de este año solo creció 1 por ciento, pero Hacienda sigue manteniendo que el Producto Interno Bruto (PIB) crecerá un 3 por ciento; sin embargo, instituciones nacionales y extranjeras lo ponen muy por abajo, por ejemplo, la OCDE prevé un crecimiento solo de 1.8 por ciento; el Fondo Monetario Internacional (FMI), 1.8 por ciento; la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) prevé crecimiento de la economía de 1.1 por ciento; BBVA estima que en 2023 el PIB de México solo crecerá 1.4 por ciento, cifra con la que coincide Banorte. Así las cosas, es muy difícil pues que si la economía NO crece y por tanto, no hay empleos formales, y con la desaparición del Insabi que erróneamente vino a sustituir al Seguro Popular, los trabajadores no solo no tienen ingresos vía un empleo formal, sino tampoco seguridad social y si se sobrevive es por la economía informal, pero sin seguro médico del IMSS y demás prestaciones como Infonavit.
López Obrador afirmó en campaña y ya como presidente, que la economía crecería al 6 por ciento en su sexenio y después esa meta la bajó a 4 por ciento, la realidad dice que hoy eso no será más que una mentira más, un ejemplo más del fracaso populista, pues los resultados hasta hoy son los siguientes: en 2019 el comportamiento del PIB fue de -0.1 y para 2020, el año de la pandemia sin apoyos a los productores, ni a empresarios ni a las Pymes, fue la caída más grande de toda nuestra historia, -8.5 el PIB, el rebote pospandemia en 2021 fue menos de lo estimado por el gobierno y solo alcanzó 4.8 por ciento, ya para 2022 y en ruta de recuperación alcanzó 3.1 por ciento y una creciente inflación como añadido, tendiendo pues en promedio que el PIB en este sexenio es de -0.7 por ciento. Esta es la cruda realidad, en este 2023 la Secretaría de Hacienda (es decir, el gobierno obradorista) estimó que la economía crecería al 3 por ciento el PIB; sin embargo, como vimos en el párrafo anterior nadie comparte ese optimismo, a todas luces fuera de realidad y hasta hoy los organismos financieros nacionales e internacionales mantienen el estimado de 1.4 por ciento el PIB. En resumen, hoy a un año y medio del término del “gobierno” podemos afirmar que será en lo económico un sexenio perdido, veníamos de un crecimiento mediocre del 2 por ciento con Peña Nieto, pero ahora estamos en el hoyo y sin visos de mejorar.
La pobreza no se puede combatir solo repartiendo dinero porque si la economía no crece, las finanzas públicas lo resienten los ingresos vía impuestos, tanto de los trabajadores como de las empresas, disminuyen), y el tema de la deuda se irá acumulando más en un momento que para combatir la inflación, el banco central, Banxico, siguiendo los criterios de sus pares, ha aumentado drásticamente las tasas de interés y por ello mismo, el servicio de la deuda sale más caro para nuestro país.
¿Cómo entonces se materializa el dicho de “primero los pobres”?, porque por el lado de empleos formales con seguridad social no es, además si aparte una política pública como era el Seguro Popular para la población sin seguridad social se desaparece y el “invento” (Insabi) para sustituirlo, no solo estuvo plagado de opacidad, incapacidad y corrupción que lo llevó a desaparecerlo, dejando a millones de mexicanos sin seguro y una economía estancada, hay que agregar la violencia e inseguridad, que hacen que miles de mexicanos abandonen sus lugares de origen, sus tierras, sus casas, su raíces personales, sus muertos y todo para ir a engrosar los barrios marginales de los centros urbanos o emprender la odisea de la migración a Norteamérica. En conclusión, no solo no hay empleos porque la economía no crece ni tampoco, por ello, seguridad social, sino tampoco hay tranquilidad para vivir. Más de 156 mil homicidios dolosos en el obradorato hablan del fracaso de la seguridad, más los miles desaparecidos que ni idea se tiene de cuántos son. Si bien la inseguridad golpea a toda la sociedad, se recrudecen sus impactos en los más pobres. Este sexenio tétrico para toda la sociedad, se carga más con los más pobres, de forma que la demagogia populista que dice que son la prioridad de las políticas públicas, no es más que un uso pernicioso de ese sector de la sociedad de parte de López Obrador.