Cada mañana a la presidenta Claudia Sheinbaum le preguntan de todo. Desde tonterías hasta asuntos relevantes. Palacio es el pararrayos y la bocina de la conversación nacional. Lo que diga la mandataria importa; mas si su voz se desgasta, pagará por ello.
Estos días le han preguntado por las vacaciones de miembros de la casta morenista. Por ejemplo, Ricardo Monreal, líder de los diputados guindas, o Mario Delgado, en la península Ibérica. Y, desde luego, el hijo del fundador, quien pisó ese mundo aparte que es Japón.
La presidenta ha sido vaga al contestar una aparente contradicción: cómo conciliar lo opíparo de la movida madrileña, las delicias lusitanas o la extravagancia nipona con haber crecido a la sombra de quien presumía sólo un par de zapatos, 200 pesos en la cartera y que no hay mejor paisaje en el planeta que el de esta nopalera tierra.
¿Quién necesita más que lo mínimo? Sólo aquellos que no aspiran a conducir a los desposeídos, sería más o menos el mensaje que repitió sin cansancio quien para declarar su apego a los pobres se colgó lo mismo de Gandhi que de Mandela y, ni qué decir, del papa Francisco.
Sheinbaum ha adoptado similar filosofía. Viaja de modo austero (ya he dicho aquí que incluso en detrimento de labores de gobierno) y no se le pueden achacar despilfarros, lujos o excesos.
Opino que a Sheinbaum no se le están preguntando las cosas pertinentes sobre los vacacionistas. Y también que ella ha fallado al responder.
Si Mario Delgado no lleva ni un año en la chamba, ¿merece vacaciones? Si Monreal tampoco ha cumplido 12 meses en la legislatura y en el Congreso hay permanente, ¿la cosa en México está para autodarse una licencia estival?
Los signos de la economía son ominosos. ¿Es hora de tomar vacaciones para quienes tendrían que ayudar a la presidenta a desentrañar un panorama de estancamiento?
Trump es un dolor de cabeza, ¿es la de Sheinbaum la única mente que debe mantenerse alerta ante Estados Unidos, mientras preclaros compañeros de movimiento comen cigalas o degustan bacalao?
¿Es la líder la que falla al no inspirar a que le sigan en la dedicación extrema…, o son los seguidores, que nomás no ven el momento de quiebre que muchos vaticinan y a Palacio preocupa y ocupa?
La presidenta ha tenido al menos una salida en falso en esta polémica. Ha dicho, minimizando el tema, que mientras lo hagan con “su dinero” no ve cosa grave.
Si hubiera “tres de tres” para funcionarios partidistas, quizá sabríamos qué es eso de “su dinero” en el caso de Andy López Beltrán, secretario de organización de Morena. Mas con Monreal y Delgado, “su dinero” es producto (uno pensaría bienintencionadamente) de la política.
A líderes de Morena les alcanza para veranear en Europa. En cosa de un sexenio cómo ha cambiado la narrativa de los que se abrazaban a la austeridad franciscana. Bajaron los salarios y aún así vuelos transatlánticos. ¡Que le pasen la ahorrativa receta a los de Hacienda!
Sheinbaum repite eso de que no puede haber gobierno rico con pueblo pobre. Si la casta morenista puede ir a Europa, mientras que los del pueblo no, ¿cuánto de obligatorio tienen las palabras de la presidenta? ¿Lo mismo que llamadas a misa?
El problema de que cada mañana a la presidenta Sheinbaum le pregunten cosas es que lo que diga no le importe ni a sus cercanos. Ahora, que si no son sus cercanos, pues mejor que se vayan de vacaciones y allá se queden… con su dinero, eso sí.