La Feria

Reforma electoral… la batalla de batallas

Hay que agradecerle a la gente que firmó el desplegado del IETD que tomen la iniciativa que otras instancias no, ante la intentona que ya fue cantada por el obradorismo de cambiar las reglas electorales.

El Instituto de Estudios para la Transición Democrática (IETD) publicó el domingo un documento denominado Por una reforma electoral de consenso, e incluyente, para la democracia. Son tres apretadas cuartillas, con cuatro puntos fundamentales, suscritas por un centenar de personas, entre ellas exconsejeros del INE/IFE.

En www.iedt.org.mx se pueden leer las propuestas, que en un muy apretado resumen son: 1) “Debe ser resultado del más amplio consenso entre las diversas fuerzas políticas y nunca una decisión unilateral”; 2) “diseñar un sistema que nos acerque por fin al ideal democrático y representativo: tanto porcentaje de la votación, tantos escaños en el Congreso” (en este punto se decantan por 250 diputados por mayoría y mismo número de representación proporcional: o sea, éstos 50 más que los actuales), y que “todos los integrantes del Senado de la República sean elegidos a través de un sistema exclusivamente proporcional por circunscripciones estatales”; 3) “garantizar la autonomía de las autoridades electorales, así como la profesionalización de las mismas” (incluye que los consejeros del INE sean elegidos por mayoría calificada de ¾ del Senado porque “ello exigiría la construcción de consensos amplios entre todas las fuerzas políticas presentes”), y 4) el financiamiento público a los partidos: “la mitad de la bolsa en consonancia con la votación de cada partido, la otra mitad, de modo igualitario”.

A partir de la publicación del documento, éste ha recibido cobertura periodística y una primera respuesta de la presidenta Claudia Sheinbaum en la mañanera.

En toda negociación hay al menos un qué y un cómo. Y desde luego, un quiénes.

La gente que firma el desplegado es respetable en muchos aspectos. Y, de entrada, hay que agradecerles que tomen la iniciativa que otras instancias no (hola oposición, ¿andas por ahí?) ante la intentona que ya fue cantada por el obradorismo de cambiar las reglas electorales.

Sin embargo, es menester cuestionar desde dónde estos quiénes se plantean aportar a una discusión, y eventualmente a una reforma sobre la manera en que elegimos autoridades.

Porque varios de ellos se articularon a partidos en las recientes elecciones. Eso no los descalifica (salvo a los ojos del maniqueísmo guinda). Pero dado que hoy la elección presidencial es cosa juzgada, y para términos prácticos también la supermayoría legislativa que en este mismo documento se vuelve a criticar, hay que preguntar si se presentan como opositores o como independientes.

Es decir, ¿el grupo que propone una discusión está dispuesto a comenzar un juego nuevo (de negociación con el tablero que hay, con las conductas que se le conocen al grupo en el poder, o sea, sin ingenuidad mas con realismo), o sólo exponen un “deber ser” que les gustaría, una propuesta irreductible, una meramente confrontativa?

Porque, precisamente, el resultado electoral de 2024 aporta pistas de que el modelo actual quizá no necesita ser reformado: si nos atenemos a que, con todo un sexenio de abusiva e ilegal injerencia presidencial en los procesos electorales, la oposición tuvo casi 40% de votos presidenciales, y en el Congreso el régimen apenas tuvo 54%, ¿hace falta cambiar el sistema o debería sólo exigírsele al gobierno que saque las manos, de las campañas, del INE y del Tribunal, para que las elecciones sean como las que conocíamos?

No es un dilema sencillo. Porque aceptar que se reforme abre la Caja de Pandora. En el IETD parecen asumir (o resignarse) a que la reforma va y más vale subirse a la discusión. Por tanto, vale la pena hacerles otras preguntas para que amplíen su propuesta.

¿Por qué si saben que en términos generales los legisladores plurinominales gozan de mala fama entre la población, proponen aumentarlos? ¿Estarían de acuerdo en que sean menos, un “mitad y mitad”, pero menor en número global?

¿Están de acuerdo con el gobierno en que las elecciones son caras, en que se deben adelgazar los presupuestos y los procesos? ¿Qué áreas de oportunidad ven en aras de la eficiencia, no cortar por cortar?

¿Coinciden en que el Congreso debe reducirse en escaños con o sin más plurinominales?

¿Urgen a asumir ya la urna electrónica?

¿Estarían dispuestos a sentarse a discutir que desaparezca el padrón electoral, y que la credencial sea sustituida por la inminente CURP biométrica?

¿Creen que puede haber elecciones libres y equitativas si el gobierno tiene la llave con que se vota?

¿Qué prefiguran de saque, hablando del cómo, ir con esta propuesta por su lado, o ir coaligados con la oposición?

Son preguntas de un debate, en efecto, urgente. Dudas iniciales para cualquiera que desee ser parte del “quiénes, qué, cómo y desde dónde”, incluido el oficialismo, de la batalla de batallas.

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