La Feria

Lilly Téllez y Noroña, la oposición funcional

Gerardo Fernández Noroña tendrá de aliada a Lilly Téllez para que el Senado le siga redituando puntos con la base morenista que gusta de su estilo barriobajero.

Lilly Téllez y Gerardo Fernández Noroña fueron la pareja política del primer año del Senado surgido en 2024. Cae el telón legislativo y en septiembre volverán, dirían en el futbol, las hostilidades, en las que a costa de la opositora sonorense el morenista sacará mejor partido.

¿Qué andaba haciendo Fernández Noroña en el Vaticano semanas atrás? Campaña. ¿Qué anda haciendo en sus giras por estados de la República? Campaña. ¿En qué le ayudan sus estridentes choques con Lilly Téllez? A que crezca su visibilidad, o sea, a su campaña.

De forma que de un lado está un morenista haciendo lo que todo político que se toma en serio: no desaprovecha oportunidad para abonar a la percepción sobre su importancia y singularidad. Y si es chocando con una legisladora que irrita a la base guinda, qué mejor.

De consumarse la salida de Noroña de la presidencia del Senado (ya que andamos citando frases deportivas: aunque hay tres morenistas mujeres tras ese puesto esto no se acaba hasta que se acaba), el legislador agradecerá su suerte de que una Lilly Téllez haga show.

La oposición en la Cámara alta tiene a un Ricardo Anaya (PAN) para clips de redes sociales con sus intervenciones (argumentaciones que le pegan también en la prensa convencional), y a una Claudia Anaya (PRI) y Alejandra Barrales (MC) para posicionamientos razonados y razonables, entre otras cartas.

Lilly Téllez, en cambio, parece pretender el monopolio del espectáculo. Ello no necesariamente invalida el fondo de sus intervenciones en tribuna, pero muchas veces es más notorio cómo lo dice, que el mensaje mismo. Gana, como Noroña, notoriedad. ¿Qué hará con ella?

Noroña tiene 65 años. Es ilógico que en 2030 no busque la grande quien con recursos muy distintos (no diría modestos, pero sí contrastantes) igualó en el tercer lugar de las corcholatas con Adán Augusto López en la interna de 2023.

¿Falta mucho para la nueva interna morenista? En todo sexenio, el juego sucesorio arranca de inmediato. Muchas cosas pueden pasar en los cuatro años previos a que se caliente esa competencia, pero quién duda que Noroña habla por un peleonero sector del morenismo.

¿Esa sucesión se determinará en Palenque? ¿Ya fue definida y sólo falta el momento ideal para que Simba sea presentado en la piedra del rey ante el reino guinda/verde/petista? ¿La presidenta decidirá? ¿Veremos a las cinco corcholatas perdedoras buscar el repechaje?

Por lo pronto, Noroña tendrá de aliada a Téllez para que el Senado le siga redituando puntos con la base morenista que gusta de su estilo barriobajero. Porque quien crea que dejar de presidir el Senado le nublará el panorama, no ve bien.

Si cuando era sólo un activista sabía ganarse primeras planas, desafiando la entonces sacralizada figura presidencial de los mandatarios de tiempos priistas, si llegó a confrontar a AMLO en polémicas tras 2006, mucho más ahora que Morena luce suelto.

Los descalabros guindas de la dirigencia bicéfala de Luisa María Alcalde y Andrés Manuel López Beltrán en Veracruz y Durango son muy prematuros para descartarlos de futuras competencias. Basta ver cómo la primera ya ha comenzado a reposicionarse mediáticamente.

Sin embargo, esos dos líderes, entre otros, tendrán mucho peso sobre sí, mientras Noroña jugará libre, a sus anchas para hacer declaraciones que satisfagan a un electorado; más si se trata de confrontar a alguien que el obradorismo ve como traidora.

La pregunta es qué gana la oposición con una Téllez que es funcional a Noroña. Sí, ella le dice a Morena cosas que algunos desde la frustración seguro piensan, ¿pero tal estridencia y desplantes reposicionan al PAN?

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