La Feria

Pongamos que hablo de un vuelo a Culiacán

Doble merma para los viajeros de Sinaloa a la capital del país, y de quienes vuelan de ésta a la entidad del Pacífico: los que quieran agotar sus compromisos en una sola jornada ya no podrán hacerlo.

No pocas veces la información se convierte en una sordina, ese aditamento que se pone a algunos instrumentos musicales para disminuir la intensidad del sonido. Así, noticias que deberían sacudir pierden todo efecto, su impacto es ahogado por falta de novedad.

Decir que el martes en Irapuato personas que bailaban en la noche de San Juan fueron rociadas con balas, en una masacre que cobró la vida de 12 de ellas, es decir algo que en México ya no conmueve. La empatía con el dolor ajeno es otra baja en esta guerra.

Algo similar ocurre con Sinaloa. Se nos olvida que su población está bajo la amenaza de dos grupos delincuenciales que han hecho de la capital y alrededores su campo de batalla. ¿Es olvido o costumbre? Es síndrome del avestruz, son ojos que se niegan a ver.

La guerra, sin embargo, ahí está y esta semana trajo noticias de que a pesar del operativo en Sinaloa de las empoderadas Fuerzas Armadas y de la robustecida Secretaría de Seguridad Ciudadana de Omar García Harfuch, Aeroméxico cancela un vuelo nocturno a Culiacán, la capital.

Sólo para aclarar. No nada más se cancela el último vuelo del día de la aerolínea más importante de México a una capital de un estado clave. También queda suspendido el vuelo más tempranero de esa línea, pues el avión no pernoctará en Culiacán.

Doble merma para los viajeros de Sinaloa a la capital del país, y de quienes vuelan de ésta a la entidad del Pacífico: los que quieran agotar sus compromisos en una sola jornada ya no podrán hacerlo y, en todo caso, habrán de dormir en alguna de las dos ciudades.

Este hecho es más contundente como termómetro de lo lejos que está la paz en Sinaloa que cualquier mañanera y su torrente de cifras de detenciones, decomisos y estadísticas.

El gobernador Rubén Rocha ha dicho que se trata de un asunto del sindicato de pilotos y sobrecargos que busca proteger a la tripulación. Les traduzco lo que quiso decir: van para nueve meses en que nomás no puedo brindar seguridad, y pues ellos mejor no viajan de noche.

¿Todavía hay autoridades a nivel federal en el tema de la aviación? ¿Quién le dijo a la presidenta que esto iba a ocurrir? Es más, ¿se le dijo a la mandataria que ese vuelo iba a cancelarse? ¿A la Secretaría de Economía, por aquello de que viajan a la CDMX o a Sinaloa gente de negocios? ¿A la de Relaciones Exteriores, para que alguien pueda decir algo al mundo cuando intereses foráneos pregunten qué tal van las cosas en suelo sinaloense? ¿Nadie pudo prevenirlo?

Porque una cosa es que una cancelación así ocurra al estallar la guerra entre apellidos que fueron tronco común del Cártel de Sinaloa, y otra muy distinta que, a ocho meses de arrancado el sexenio, resulte que sigue sin haber condiciones para un vuelo nocturno.

La presidenta Sheinbaum seguro ya prepara su primer informe de gobierno, pues con julio a la vuelta de la esquina, el gran evento que marca el calendario político es el reporte que la titular del Ejecutivo haga al Congreso y a la nación el 1 de septiembre.

El equipo de la presidenta reunirá, es fácil preverlo, estadísticas tras estadísticas para tratar de demostrar que las cosas han cambiado mucho, para mejor, en sus primeros 11 meses de gobierno.

Esos datos presidenciales dirán que el país camina rumbo a la paz. Masacres como la de Irapuato o la cancelación de un vuelo dirán una cosa muy distinta, así parezcan noticias que ya no impactan a nadie.

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