La Feria

Riesgos de que la presidenta no tenga quien le opere

Es la distorsión entre verdad y propaganda lo que fuerza a Claudia Sheinbaum a emplear su capital político en denostar a críticos y comentaristas.

La presidenta Claudia Sheinbaum dijo ayer esto sobre la opinión publicada: “Si hacemos una revisión de lo que dicen comentócratas, de lo que escriben, además de que todos dicen lo mismo, muy aburrido (…), lees a uno y es como si leyeras a todos al mismo tiempo, yo creo que se leen y de ahí sacan sus fundamentos para escribir sus artículos, difícilmente puedes encontrar a alguien que diga algo original”.

Esa frase, sólo una de las que dedicó ayer a criticar lo que se publica sobre el gobierno o sus personajes, destila un humor que uno creería que no corresponde a la política no sólo más popular del país, sino a la que sostiene que el fin de semana puros éxitos hubo para los suyos.

Si desde el lunes la mandataria habla maravillas de la elección judicial, si a ese triunfalismo ha agregado ahora la versión de que a Morena y aliados les fue requete bien en los comicios en Durango y Veracruz, entonces ¿qué importa lo que diga en sentido contrario la prensa?

A quién le importaría lo que diga el supuesto coro mediático que señala la presidenta, si la realidad fuera rozagante tanto en la participación en las urnas de la elección judicial, como en triunfos guindas en los comicios veracruzanos y duranguenses.

Es la distorsión entre verdad y propaganda lo que fuerza a Claudia a emplear su capital político en denostar a críticos y comentaristas que, más que tenerla a ella como su objetivo, dicen (decimos), unos más que otros, en efecto, lo obvio: que la elección judicial fue un fiasco.

La pregunta es si ella ha de cargar con esa responsabilidad. Si debe pagar dos veces el costo de no tener buenas y buenos operadores que ni le evitan las crisis ni le sacan las castañas del fuego.

Porque la presidenta padece una especie de pleonasmo político: la falta de operación morenista, que derivó en la raquítica cosecha de votos judiciales, y en retrocesos para Morena en Durango y Veracruz, ahora la obliga a operar en la mañanera un multiverso triunfalista.

Sheinbaum está embarcada en una tarea titánica. O lo hace ella, o nadie con influencia y credibilidad impulsará una narrativa favorable.

Que la presidenta no tiene quién le opere fue obvio desde que nadie le dijo que los 20 millones de votos judiciales eran imposibles, y que no esperara buena cosa en Veracruz, donde iban divididos, o en Durango, estado en el que ponen alfombra a quien hasta hace poco la insultaba.

A un año justo de su triunfo electoral, la presidenta ya tiene elementos para ver el corto alcance de varios de sus compañeros de viaje (tanto de los elegidos por ella, como de las y los que le impusieron). Ahora le toca evaluar si con esos bueyes puede arar el resto del sexenio.

Si no revisa su equipo, caerá en un círculo vicioso: malos operadores no podrán con la CNTE, por ejemplo, y lejos de corregir, la emprenderá contra quienes, simplemente, decimos obviedades: que su equipo no puede... Pero criticar al espejo no cambia el reflejo.

Hablando de la CNTE: nadie pide represión, sino operación política, ésa que no se ve por ningún lado en el tema del magisterio disidente, y en tantos otros. El sexenio de Sheinbaum depende enteramente de que tenga capacidad de gestión, no sólo diatribas mañaneras.

Una cosa más: si es verdad que cree que su movimiento ganó muchísimo el domingo, entonces, presidenta, no la agarre con los mensajeros, no sume más riesgos a la labor periodística, menos si usted cree que es un coro equivocado y marginal.

Como usted misma cita frecuentemente, serenidad y paciencia… o cabeza fría y más operación política.

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