De Claudia Sheinbaum se espera diario la versión más acabada, más confiable, de cuanto sucede en México.
Y sea por su deficiente equipo, sea por su lamentable vecino, o sea porque el formato que eligió para comunicar es una trampa (o por la suma de lo anterior), el caso es que no le está yendo nada bien al informar.
Quién sabe quién convenció a la presidenta de que la mejor arma política para lidiar con un acontecer complejo es decir que no sabe de esto o de lo otro. Parecer desinformada tan a menudo, prácticamente diario, y no corregirlo, es un gran defecto.
En la era de las redes sociales, donde a cualquier hecho le sigue un aluvión de versiones –incluidas las falsas y/o interesadas–, la presidenta de un país como México ha de ejercer de filtro creíble entre lo que sucede y lo que se dice que ocurre.
Más aún cuando ella encabeza un movimiento que acusa que la prensa no es creíble; cuando en su partido, dicen, no se miente al pueblo, cuando, en pocas palabras, eligió comparecer diario para decir la verdad, y con ello fijar un parámetro de confiabilidad.
Empero, en demasiadas ocasiones en la mañanera Sheinbaum parece una más, entre millones, que no sabe qué creer o qué decir de sucesos de alto impacto. El caso más reciente, desde luego, la cancelación de la visa a la gobernadora Marina del Pilar Ávila.
Una cosa es que por táctica en ocasiones la presidenta quiera ganar tiempo y no ataje temas de la agenda noticiosa que se le indigestan.
Eso, que es una virtud de control mediático, puede también volverse en su contra: sin información de la actualidad, una rueda de prensa es un show, a lo más entretiene; pero no por mucho tiempo, y no sin costos para la protagonista del show.
En el caso de la gobernadora de BC, si lo de Sheinbaum es táctica, si lo de “no sé más” es cierto, pues qué mal; pero si no es una evasiva, peor.
Porque desde que se supo que Estados Unidos no permite a Marina del Pilar entrar a su territorio, la presidenta es todo menos fuente de certidumbre. Y al correr de las horas lejos de corregir, eso se profundizó: cuando el gobierno no habla, o la verdad es insoportable o la administración es incapaz de conseguirla. ¿Qué es peor?
Si hay tema candente, la mañanera se espera con avidez. El lunes fue el caso, pues la gobernadora anunció que carece de visa 24 horas antes: con su nula información, al arrancar la semana Sheinbaum no sólo hizo crecer el problema de tener una mandataria fronteriza non grata en EU, sino que se presentó como jefa de un gabinete sin capacidad de tranquilizar a la opinión pública.
Dicho de otra forma, si lo que pretendía la presidenta era generar más desconfianza en Marina del Pilar, y por extensión en Morena, alimentar las versiones de las “narcolistas” de EU, etc., la movida le salió muy bien: si el gobierno no fija el estándar, la especulación reina. Mucho, presidenta.
Sin embargo, esto va más allá de una gobernadora de Morena. La que se devalúa en medio de tanta ausencia de información veraz es la titular del Ejecutivo federal, cuya voz no será creíble cuando dice que con Trump tiene grandes conversaciones telefónicas y luego sucede que no se entera, ni antes ni después, de las razones de EU para quitar la visa a una correligionaria suya.
Y no sabe de eso, y no sabe de si la familia de El Chapo ya negoció en Estados Unidos, y no sabe de…
Si Claudia cree que decir que no sabe le ayuda, no está entendiendo que no entiende lo importante que es ser vista no sólo como la que sabe las razones de las cosas importantes, sino como quien sabe cómo lidiar, para bien de México, con las duras verdades. ¿Sabe o no sabe?