Rosario Guerra

¡A volar!

AMLO argumentó que el aeropuerto de Texcoco era muy costoso y que tenía visos de corrupción. Nunca lo comprobó. No hubo demandas y simplemente canceló el proyecto. Las consecuencias son desastrosas. ¡A volar!

El primer acto de destrucción de AMLO fue cancelar la construcción del aeropuerto de Texcoco que ya prácticamente estaba por terminarse. Estaba financiado con recursos públicos y con colocación de bonos en el extranjero, era autofinanciable con el TUA que aumentaría por número de pasajeros. El diseño se basaba en un proyecto hidráulico que prevenía inundaciones, solucionaba la canalización de agua de lluvia con lagunas de regulación. Tenía además 11 plantas de tratamiento y sistemas de recarga de acuífero. Se evitaban asentamientos y la loza del aeropuerto evitaba fricción. Su arquitectura con base en pilares y vidrio ofrecían varias ventajas de peso y uso de luz. Contaba inicialmente con 3 pistas que operaban simultáneamente. Tenía lugar para 96 puertas y 68 lugares remotos. Su torre de control tenía sistemas antisísmicos para operar en cualquier evento. Tenía terminal de carga y estaba conectada con la Ciudad con carreteras a 15 minutos del actual aeropuerto. AMLO argumentó que era muy costoso el proyecto y que tenía visos de corrupción. Nunca lo comprobó. No hubo demandas y simplemente canceló el proyecto. Las consecuencias son desastrosas. ¡A volar!

Esto generó que se mantuviera la sobrecarga en el AICM y que para pagar los bonos de un aeropuerto que ya no se construiría aumentó la TUA para pagar a los inversionistas y evitar demandas. Dejó sin gasto de mantenimiento al actual aeropuerto y como sabemos su deterioro ha sido gradual y sostenido, aun cuando ya tiene actualmente algunos fondos para su mantenimiento. Como alternativa planteó la construcción de un nuevo aeropuerto en la base militar de Santa Lucía. Este diseño no cumplía con el adecuado manejo del espacio aéreo, que es altamente ineficiente y debe revisarse para mejorarlo. Se generaron problemas con el funcionamiento del AICM, pero en su afán de tener la razón decidió ignorar críticas. ¡A volar!

Como el AIFA no conseguía operar adecuadamente, no cuenta con transporte, ni con bodegas, y el prometido tren de conexión solo fue una pantomima con simulación donde viajaba AMLO supuestamente a la terminal. El AIFA costó aproximadamente 75 mil millones de pesos. Mueve en 4 meses lo que el AICM mueve en un día. Depende del subsidio federal. Sus ingresos no cubren sus costos. Recibió desde su inicio de operaciones hasta el año pasado 1,992 millones de pesos. Ante tal situación, AMLO decidió cancelar vuelos en el AICM y trasladar el transporte de carga al AIFA, violando los acuerdos internacionales de aviación firmados por México. Argumentó que sería una medida transitoria, que se equiparía al AIFA con bodegas y transporte, pero no lo hizo. ¡A volar!

Obligó a líneas comerciales a programar vuelos desde el AIFA, pero los pasajeros se quejaban de la lejanía, la falta de transporte y lo caro del traslado. Entonces se le ocurrió invertir en su propia aerolínea, retomando lo que quedaba de Mexicana de Aviación, operada por la Sedena, la línea opera con cuatro aviones y canceló varios destinos. En 2024 los costos ascendieron a 1,700 millones de pesos y los ingresos a 241 millones de pesos. El gobierno subsidió más de 1,400 millones de pesos. Mexicana ha pedido 20 aviones a la empresa Embraer con varios años de antigüedad, por un monto de 21 mil millones de pesos. No queda claro cómo enfrentará este compromiso, pues el gobierno no cuenta con recursos. Así que lo más seguro es que este proyecto termine en otra querella. ¡A volar!

Mexicana vende pasajes más baratos pues no paga varios servicios, el personal lo paga la Sedena, no paga impuestos, no paga combustible, ni servicios aeroportuarios. Aun así, según notas periodísticas, en 2024 los recursos asignados crecieron en un 100% respecto a lo programado, según datos de la SHCP. Operar este proyecto para competir deslealmente con las aerolíneas es muy costoso. Sin embargo; el proyecto continúa. ¡A volar!

AMLO ignoró las peticiones de EEUU durante 2023 para modificar la orden de sacar el tráfico de carga del AICM, así como de reducir vuelos de pasajeros. Pese a que personal enviado de la DOT (Departamento de Transporte) a México para expresar su preocupación por el decreto que cerró el AICM a transporte de carga, no hubo respuesta, pese a subsecuentes reuniones. El Departamento de Transporte señala que sus preocupaciones no han sido resueltas. Por el incumplimiento se señalan represalias severas. Exigen que México presente los horarios de operaciones de sus aerolíneas para obtener la aprobación de realizar un vuelo, sea de carga o de pasajeros. Propone retirar la inmunidad antimonopolio a la alianza Delta-Aeroméxico y restringen asociaciones. Piden recuperar sus slots históricos en el AICM y que se lleven a cabo las modificaciones necesarias. La respuesta no se da aún. ¡Pero a volar!

El anuncio hecho por EEUU ante la falta de garantías de que las aerolíneas norteamericanas recuperen sus slots es muy duro. Señala que no tolerará un comportamiento anticompetitivo y discriminatorio contrario al marco de Cielos Abiertos que perjudique a sus empresas. Esta protesta de cambiar reglas sin sustento, que avala decisiones de reducir operaciones es insostenible. Los costos se elevaron al reducir los vuelos. AMLO sacó un decreto unilateral para desviar el pasaje de carga al AIFA, con problemas de seguridad y falta de almacenes. Tratar de favorecer al AIFA con medidas ilegales debe reconsiderarse. Si no se recapacita habrá menos vuelos y más caros. El T-MEC tiene reglas claras sobre el transporte aéreo. No pueden tomarse medidas unilaterales. Lo que denuncia EEUU es el incumplimiento de México y se rompe el trato bilateral. La SICT dijo que la relocalización se hizo para eficientar la operación y privilegiar la seguridad de los pasajeros, pero la razón de todas estas reducciones era tratar de compensar al AIFA para aumentar volúmenes de tráfico mayores, lo cual fracasó. Sin conectividad aérea y terrestre ese aeropuerto no puede funcionar con equipamiento muy limitado.

Transportar la carga aérea por tierra es problemática, porque no hay rutas y no son seguras. La conectividad aérea consiste en que puedes cambiar tu vuelo por cancelación u otros motivos. No hay disponibilidad para que el pasajero pueda resolver sus cambios en ese aeropuerto. Se requiere mayor inversión para que funcione y el gobierno no lo ha hecho. La capacidad del AICM no ha aumentado, solo tiene 61 operaciones por hora. Si no se regresa a su capacidad habrá problemas incluso para celebrar el Mundial de futbol. En México hay un buen nivel de preparación del personal del aeropuerto, de sus controladores aéreos, se mantiene la seguridad. Pero para interactuar con EEUU deben respetarse las reglas. O de lo contrario ¡A volar!

Sheinbaum dice no haber sido notificada oficialmente por el DOT, justifica la cancelación del NAICM, pero indica que su gobierno ya analiza las solicitudes del DOT. Si México persiste y no negocia e insiste en violar las regulaciones internacionales de aviación, estaremos en un grave problema que afectará el transporte aéreo del país. Los pasajeros se verán afectados. Cancelar posibilidades de que la aviación mexicana, que es un detonador de la economía, se desarrolle adecuadamente será un duro golpe para las inversiones y la conectividad hacia mercados internacionales. Además de que la violación a los tratados bilaterales y normas internacionales serán un duro precedente para que pueda crecer la aviación comercial. Espero que se entienda la necesidad de cumplir con las normas y respetarlas, de lo contrario ¡A volar!

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