Economista en Jefe de INVEX

El dilema de Banxico en 2026

Todo apunta a que la Junta probablemente considerará seriamente un posible ingreso de la tasa real ex-ante en terreno neutral. Ni se diga en terreno expansivo.

A juzgar por el comunicado y las minutas de la más reciente la reunión de política monetaria de Banco de México (Banxico), así como por las declaraciones de algunos integrantes de la Junta de Gobierno en la presentación del informe abril-junio de 2025, el objetivo de la Tasa de Interés Interbancaria a un Día (la tasa de referencia) podría volver a disminuir 25 puntos base (pb) este próximo 25 de septiembre hacia 7.50%. La decisión no sería unánime. Por tercera ocasión consecutiva, el subgobernador Jonathan Heath podría votar a favor de mantener la tasa de interés de referencia sin cambios. Independientemente de que en la siguiente reunión (o en posteriores), otro integrante de la Junta vote en el mismo sentido que el subgobernador Heath, es probable que la tasa de referencia baje más gracias al voto de al menos tres de sus cinco miembros.

¿Qué tanto más bajaría? En INVEX estimamos otro recorte después del que probablemente veremos en septiembre para que la tasa cierre 2025 en 7.25%. Este nivel es muy relevante, ya que nos arroja una tasa de interés real ex-ante prácticamente en terreno neutral considerando una expectativa de inflación a 12 meses ligeramente mayor a 4.00%. Después de varios meses de bajar la tasa de interés de referencia nominal desde 11.25% en marzo de 2024 a 7.25% en diciembre de 2025 (una baja de 400 pb en total), la tasa ex-ante saldría de la zona consistente con una restricción monetaria de acuerdo con parámetros establecidos por el banco central.

La primera opción en el primer trimestre de 2026 sería bajar la tasa nominal en 25 pb adicionales para llevarla a 7.00%. Con este ajuste (y nuevamente con nuestras expectativas de inflación), la tasa ex-ante llegaría a 2.75%, ya sobre el nivel neutral de Banxico. Bajarla más sería arriesgado, porque no sólo la tasa caería por debajo de su nivel neutral y se aproximaría a una zona consistente con una expansión monetaria.

Y es justo ahí donde Banxico enfrentaría una disyuntiva. Si continúa bajando la tasa al 6.75% que estima el consenso de analistas encuestados por Citi, las expectativas de inflación comenzarían a deteriorarse. Dicho deterioro se vería reforzado por precios de mercancías al alza. Si bien la gobernadora Victoria Rodríguez destacó que estos precios se han presionado por un traspaso más lento de la depreciación del tipo de cambio observada en el segundo semestre de 2024, así como efectos indirectos del incremento en los precios de algunos productos pecuarios, se detectan riesgos hacia delante.

Con una recaudación de impuestos a las importaciones que crece alrededor de 30% anual real de acuerdo con información reciente de la Secretaría de Hacienda, los aranceles resultan atractivos. No sólo México queda bien con Estados Unidos al tasar productos que primordialmente provienen de China. Al igual que en la economía norteamericana, los aranceles también generan ingresos para nuestro país. Por otra parte, se detecta un riesgo importante: las tarifas ejercen presión sobre la inflación de mercancías. Una inflación que se ha acelerado de 2.47% a 4.02% en lo que va del año —y que podría llegar a 4.50% anual en noviembre de acuerdo con nuestras estimaciones— genera un panorama complejo para la Junta de Banxico.

Y falta la inflación de servicios. Se percibe una resistencia notoria en esta categoría ante un posible repunte de la actividad económica el próximo año. Si bien los precios de servicios han moderado su ritmo de crecimiento en un entorno de desaceleración económica (de 4.94% a 4.44% entre diciembre y julio), el descenso parece insuficiente.

Por una u otra razón, la inflación general podría mantenerse alrededor de 4.0% por varios meses. Con un objetivo puntual de inflación de 3.0%, incluso aún considerando el intervalo de variabilidad de +/- 1.0% que presenta Banxico, el que la inflación no logre consolidarse por debajo de 4.0% ni siquiera el próximo año genera riesgos importantes para la Junta de Gobierno del banco central.

Y el principal de estos riesgos sería que Banxico suba su tasa en 2026 o la primera mitad de 2027. ¿Será? Todo apunta a que la Junta probablemente considerará seriamente un posible ingreso de la tasa real ex-ante en terreno neutral. Ni se diga en terreno expansivo.

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