Apuntes Globales

Los porqués de la traición de Trump a Europa

La mancuerna de acero Estados Unidos-Europa ha sido quebrantada después de casi ocho décadas de Pax Americana. Trump ha traicionado a sus aliados tradicionales.

“La amenaza a Europa que más me preocupa no es Rusia ni China o algún otro actor extranjero, es una amenaza que viene de dentro… es el retroceso de los valores fundamentales que Europa compartía con Estados Unidos”. Esto exclamó JD Vance, vicepresidente de Estados Unidos, el pasado 14 de febrero en la Conferencia de Múnich sobre Seguridad.

En este discurso criticó a sus aliados europeos en temas desde migración y seguridad hasta el aborto. Además de poner en duda el histórico vínculo de Washington con el viejo continente, con soberbia criticó a sus “decrépitas democracias”.

La participación del flamante vicepresidente de Estados Unidos en la reunión más importante de seguridad del mundo, realizada anualmente en Alemania, cayó como un balde de agua helada a los líderes de la Unión Europea.

Dos días antes, el presidente Donald Trump conversó largamente con Vladímir Putin, el líder ruso, para iniciar, sin la participación de la Unión Europea ni Ucrania, una capitulación de la invasión rusa a ese país europeo.

Con unas prisas de locos, como todo lo que sucede en el gobierno de Trump 2.0, esta semana se reunieron en Arabia Saudita el secretario de Estado, Marco Rubio, y el canciller de Putin, el experimentado Serguéi Lavrov, para avanzar en las negociaciones de paz.

Desde Estados Unidos, Trump ha acompañado la insólita reunión, lanzando acusaciones contra el país invadido, que estuvo inexplicablemente ausente en la negociación. Ha llamado al presidente Zelenski un “dictador sin elecciones” y lo acusa de “haber empezado la guerra” y de “no terminarla a tiempo”. Instó a su homólogo ucraniano a “moverse rápido, si no, no le quedará un país”.

A los líderes de la Unión Europea no les queda duda: Washington los ha abandonado. La mancuerna de acero Estados Unidos-Europa ha sido quebrantada después de casi ocho décadas de Pax Americana. Trump ha traicionado a sus aliados tradicionales.

Al tratar directamente con Putin, Trump rehabilitó al invasor de Ucrania y al líder manchado de sangre, que no se tentó el corazón en derribar un avión para acabar con la vida de Yevgeny Prigozhin, el líder mercenario y oligarca que fue uno de sus mayores aliados en la invasión hasta que lo criticó abiertamente, o envenenar en otra parte del mundo a sus detractores como Alexander Litvinenko, quien fue envenenado en Londres.

¿Qué explica esta traición de Trump a sus aliados más viejos?

Afinidad en las guerras culturales, preferencia por los dictadores y petróleo ruso.

El ataque inmisericorde a las políticas progresistas —matrimonio gay, aborto y migración— es central para el neo-trumpismo. Su base se lo exige y lo celebra. Es el héroe de los “valores tradicionales”.

Putin es un campeón global del conservadurismo social. Para el hombre macho, exlíder de la KGB, no hay lugar para los débiles ni las minorías étnicas o sexuales. Las desprecia y las combate.

Hace unos meses, en la Ciudad de México, tuve una probadita de lo que el odio a la agenda progresista puede causar. Explicaba yo el peligro que representa Putin para la humanidad entera por su afiebrada misión de volver a la Rusia imperial, cuando una política mexicana de extrema derecha me espetó. “Putin es un líder confiable. Está en contra del matrimonio gay y el aborto”. Sobra decirlo, me quedé sin palabras. Es parte de las guerras culturales y el que se mete no sale bien librado de ellas.

Trump admira a los tiranos y desprecia a los líderes demócratas, quienes tienen que pasar por las aduanas del Congreso, las Cortes y la prensa crítica. No podía ocultar su satisfacción por haber realizado una llamada telefónica de hora y media con el líder ruso, el primer contacto directo desde la invasión a Ucrania en febrero del 2022.

Vladímir Putin y Xi Jinping son los maestros de Trump. Los líderes de Rusia y China ya lograron asentarse permanentemente en el poder y Trump lo tiene en la mira. Se le han alineado las cosas. Tiene sometidos a los tres poderes —Ejecutivo, Legislativo y Suprema Corte— y día con día se esfuerza por alcanzar una presidencia imperial.

Finalmente, Trump está pensando en la elección de noviembre del 2026. Sueña con que el petróleo ruso inunde el mundo. La avenida será la rendición de Ucrania. Rusia dejará de ser un paria del mundo y su petróleo volverá a esparcirse por todos los rincones del globo. La llamada Trump-Putin ya tuvo una repercusión, desde el 12 de febrero, ha bajado ligeramente el precio global del petróleo.

La traición a Europa significa que estamos entrando aceleradamente en un nuevo esquema de gobernanza global. Quedó atrás la Pax Americana. Es decir, el mundo liderado por Estados Unidos y la serie de instituciones que emergieron al fin de la Segunda Guerra Mundial (la ONU, el Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional).

El mundo de progreso que dio origen al mejor experimento de paz en la historia del globo, la Unión Europea, quedó atrás.

Estamos en el mundo de los hombres fuertes: Xi, Putin y ahora Trump.

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