La Fiesta Está Viva

La Mérida

Rafael Cué destaca el peso que la fiesta brava tiene en Yucatán y el papel de Caparica Representaciones en ello.

La península de Yucatán es un importante bastión de la tauromaquia en México. El Tratado Trilateral Taurino, conformado por los tres estados peninsulares —Yucatán, Quintana Roo y Campeche—, es piedra angular de la trascendencia cultural, religiosa y económica de la fiesta de los toros en sus distintas versiones dentro de esta región.

En el libro La Fiesta no manifiesta, publicado en 2020 por Tauromaquia Mexicana, se afirma, tras un riguroso estudio de investigación, que se celebran anualmente 2,162 festejos taurinos en la península. Dichos festejos se dividen en seis categorías: Postín (tal como conocemos una corrida formal), Festival, Medio Postín, Baxal Toro, Charlotada y Tradicional.

En Yucatán se llevan a cabo el 76 % de estos festejos, seguido de Quintana Roo con 18 % y Campeche con 6 %. La afluencia total de público es de 2,040,000 personas: el 81.75 % asiste en Yucatán, el 12.75 % en Quintana Roo y el 5.51 % en Campeche. La derrama económica de la industria taurina peninsular asciende a $407,603,440.00 pesos.

Como puede usted comprobar, la fuerza y el peso de esta cultura en esta maravillosa región de nuestro país tienen una importancia irrefutable. Es el propio pueblo quien, en la mayoría de los casos, organiza y ejecuta los festejos. Mayor arraigo, imposible.

En 2018, por ejemplo, la industria de la tauromaquia generó en la península 77,342 empleos directos y 32,484 indirectos.

Este próximo sábado 25 de octubre, la Plaza Monumental de Mérida —la más importante del estado de Yucatán— reabre sus puertas estrenando empresa. Caparica Representaciones ha tomado las riendas del coso en alianza estratégica con personas clave de la fiesta yucateca y en plena colaboración con la Comisión Taurina local y sus autoridades.

Este nuevo comienzo debe tener a la afición yucateca de plácemes. La logística de organizar festejos en esta icónica plaza no es sencilla: el primer desafío es la distancia respecto a las zonas geográficas donde se ubican las ganaderías de toros de lidia. La exigente, sensible y conocedora afición meridense demanda un toro muy serio, lo cual representa de por sí un reto para el empresario en turno. Celebro este esfuerzo, pues la Comisión trabaja para defender su concepto del toro y de la fiesta que desea vivir en su plaza, cariñosamente llamada La Mérida.

Los toreros disfrutan hacer el paseíllo en este coso por la importancia y trascendencia de lo que ahí sucede: por la catadura del toro y por el gran conocimiento y sensibilidad de su afición. Un triunfo en Mérida repercute en todo el medio taurino. La plaza cuenta con fechas tradicionales como la Corrida de Rejones del 1° de enero, en la que lo mejor del rejoneo mundial se da cita para comenzar el año toreando en uno de los festejos más importantes de este sector.

Para iniciar su gestión, Caparica Representaciones presenta un cartel por demás atractivo con Sergio Flores —a quien, por cierto, vi el sábado pasado en Pachuca con torería, gusto, valor y entrega durante toda la tarde—. La madurez del tlaxcalteca es palpable en su forma de estar en el ruedo, de ir al toro y de disfrutar toreando. Alternará con Diego San Román, tras su temporada española y la importante confirmación en Las Ventas, y con el joven hispano Marco Pérez, de quien se espera mucho en la fiesta de los toros. Marco Pérez tiene firmadas 20 corridas para este invierno en nuestro país, por lo que debe estar comprometido y responsabilizado para convertirse en consentido de la afición mexicana.

Lidiarán seis toros del hierro guanajuatense de Begoña, que ya están en los corrales y muestran la seriedad, las hechuras y el trapío que gusta en La Mérida.

Se avecina un cierre de año muy intenso en lo taurino: octubre, noviembre y diciembre traerán muchos kilómetros y muchas emociones. Hoy toca al aficionado acudir a las plazas para defender su libertad.

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