La Fiesta Está Viva

Máxima expectación

Tras 623 días de ayuno taurino en la Plaza de Toros México, el público debe estar ahí, exigirá la seriedad y categoría de la plaza, los actuantes y los toros, desde luego hay que hacerlo, pero siempre con la ilusión y no con la amargura por delante.

Con júbilo e ilusión, público y aficionados han abrazado los nueve carteles que la empresa de La Plaza México ha programado para la vuelta de los toros al coso capitalino. Habrán pasado 623 días desde el último paseíllo en Insurgentes el 15 de mayo del 2022.

Fueron tiempos muy duros, de impotencia, coraje e injusticia. Miles de personas fuimos impedidos de realizar nuestro trabajo, al que tenemos derecho y que fue arrebatado por causa de unos ecologistas de ciudad, que nada saben del campo, de la ecología que genera la vida del toro bravo en más de 170 mil hectáreas que son un verdadero pulmón para nuestro país.

Debería Justicia Justa, AC, indemnizarnos por casi dos años de no poder llevar a cabo nuestro trabajo, de privarnos para ejercer nuestra libertad y el acceso a la cultura al que todo mexicano tiene derecho, sólo porque a cinco no les gustan los toros. El juicio sigue y será largo, gracias a la SCJN con su implacable fallo unánime de 4-0 a favor de que volviera la actividad taurina a la Plaza México; la esperanza de justicia nos dio una alegría. Prohibido prohibir. No te gustan, no vayas, ejemplo máximo de libertad.

Nueve carteles, ocho corridas de toros y una novillada. Las figuras de aquí y de allá, rejoneadores, mujeres y la ilusión de volver a vivir las incomparables emociones que significa un festejo taurino. Desde luego que los “sabios” del toreo de inmediato “levantaron” la voz, con seudónimos por lo general ridículos en redes, argumentando que si este torero sí o este torero no, que si las ganaderías, que si esto y que si el otro. Puras idioteces.

Lo que me tiene sumamente ilusionado es ver, en las mismas redes, manifestaciones de alegría e ilusión. De hacer combinaciones de carteles, pero en el aire de soñar y no de intentar dictar cátedra taurina desde un sillón, sin ni siquiera haber organizado una pastorela escolar. Siento que estos aficionados ilusionados, desbordarán la amargura y protagonismo de los rancios renegones que bien deben aplicar el sí no te gusta, no vayas, pero déjanos vivir la emoción de una vez más ejercer nuestra libertad para ir a los toros, para llenar los tendidos de la Plaza México, de vibrar con la brava embestida de un toro, más el arte y valor de los toreros.

Tras 623 días de ayuno taurino en la Plaza de Toros México, el público debe estar ahí, exigirá la seriedad y categoría de la plaza, los actuantes y los toros, desde luego hay que hacerlo, pero siempre con la ilusión y no con la amargura por delante. Los precios sufrieron un aumento considerable, a nadie nos gusta pagar más, sus razones tendrán y estoy seguro asumirán la responsabilidad de saberse exigidos. La tauromaquia hoy compite contra una inmensa oferta de espectáculos, caros todos, pero que en su mayoría garantizan lo que se paga. Hoy los taurinos debemos estar conscientes de ello para mantener al aficionado y generar tráfico de público del que se generarán nuevos aficionados. Garantizar que habrá triunfo es imposible, parte del encanto taurino es no saber qué pasará, nunca sabes cuándo verás la faena de tu vida. Lo que sí se puede garantizar es la seriedad, el toro, sus hechuras y su trapío. Los caprichos de la bravura son parte del enigma.

Para los tenedores de Derechos de Apartado, tenemos hasta este domingo 21 para comprar los boletos a los festejos que se quiera asistir, no hay obligación de comprar los nueve festejos, solamente se incluyó en paquete forzoso los días 4 y 5 de febrero, aniversario 78 de la plaza.

Siempre cuando se anuncia una feria, surge la lista de los que faltan, esta vez para toreros de a pie sólo hay 21 puestos, una corrida de rejones con tres puestos más una novillada, así que las ausencias deberán tener lugar más adelante, lo que supongo les hará velar armas, prepararse con ahínco y soñar con el día que llegue la oportunidad de estar, los triunfadores repetir y los ganaderos a poner los toros como el magno escenario merece.

El toro para México es el que reúne el trapío ideal dependiendo su encaste y hechuras. Hoy en este país contamos con diversidad de encastes, lo que ofrece distintos tipos de toro en morfología y comportamiento, esto suma al interés de poder gozar de la variedad que el campo bravo mexicano posee.

No hay pretexto, hay ilusión. No hay obligación, hay vocación de aficionado. El día 28 de enero, a las 4:30 de la tarde, esa plaza estará llena, vibrando para ver a tres grandes: Joselito Adame, Diego Silveti y Andrés Roca Rey ante seis toros de Tequisquiapan, hierro que regresó a casa de Fernando de la Mora, por lo que no hay más que decir. Solamente esperar con ansias e ilusión el estar ahí de nuevo, hablar de toros, ser positivos y exigentes para que el olé que se escuche cuando inicie el paseíllo del reencuentro, sea un grito de libertad y pasión por la fiesta de los toros en la capital. Ahí nos vemos.

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