De la poca actividad que se ha podido llevar a cabo en la República, taurinamente hablando, la calidad ha estado muy por encima de la cantidad. La impotencia de no poder gozar más tardes de toros en las plazas, entiendo y asumo que el semáforo sanitario nacional es el que manda y el medio taurino ha dado ejemplo de civismo, respeto a la ley y coherencia con la situación sanitaria mundial, eso no quita la frustración de no poder disfrutar la gran camada de toreros de alternativa que tenemos. Los de arriba sabemos quiénes son, toreros mexicanos que no hemos valorado ni empresarial ni taurinamente, lo digo tal cual, y asumo lo que me toque, aunque soy un convencido que desde hace años debemos mexicanizar, en el buen sentido, no en el sentido de la 4T, el toreo mexicano, y lo he dicho y escrito hace años. Calidad de sobra, variedad de estilos y tauromaquias, con oficio pleno y otros en desarrollo, podemos enlistar 12 o 15 matadores de toros para armar una feria o temporada al máximo nivel, lo que debemos hacer es tratarlos como toreros de primera y no segundones tras los extranjeros.
Tenemos un toro con la embestida que permite soñar el toreo. La afición más noble y sensible del planeta de los toros. Tenemos todo, nos falta librarnos ya del mentado semáforo sanitario y ser capaces todos, no sólo es responsabilidad de empresas, toreros y ganaderos, todos debemos subirnos al carro de impulsar esta cultura que nos apasiona, el elemento más importante de esta ecuación es el público, que sin él nada tiene sentido.
Dentro de la rica baraja de toreros nacionales, hay un hombre que vive un extraordinario momento en el peor momento de nuestra Fiesta, por la imposibilidad de dar más toros, sin embargo Leo Valadez goza cada tarde, expone, crea y siente lo que hace ante los toros. La gente lo palpa y disfruta con su tauromaquia, frescura y verdad torera.
No se trata de numerología, que es impresionante, esta mención va más allá de orejas, rabos, indultos o vueltas al ruedo. Tratar de valorar el momento por el que atraviesa un hombre que lleva más de media vida dedicado al toro y al toreo, que hoy comienza a cosechar los frutos de lo sembrado con sacrificio, dolor, abandono, soledad e injusticias que todos los toreros viven. Leo Valadez está pleno, feliz, y se nota, una pena que no vivamos jauja en cuanto a festejos con público y número de corridas, son pocas las ferias y pocas las oportunidades, sin embargo el toreo, ganaderos y aficionados estamos entusiasmados con el hidrocálido.
El fin de semana, sábado 14 de agosto, fecha tradicional para la celebración de una de las citas más importantes del calendario taurino nacional, La Corrida de las Luces, en Huamantla Tlaxcala, se pudo llevar a cabo gracias al entusiasmo y profesionalismo de la empresa Toro Tlaxcala, que ha invertido en dar festejos previos a la feria en la plaza La Taurina, de aquella localidad, y que en la feria comenzó a dar sus frutos tras la inversión en tiempo, dinero e ilusión por parte de dicha empresa comandada por el matador Rafael Ortega.
Este festejo tuvo su primera noche taurina en 2005, año en el que la plaza estaba bajo la operación de Empretauro, empresa formada por 13 ganaderos y un buen aficionado, que tuve el honor de dirigir. Aquel año y tras previos manejos lamentables de otras empresas que hoy ya son historia, un huamantleco, el periodista Juan Antonio Hernández, conocido también como “El Torero”, me propuso hacer de esa noche una experiencia distinta para los aficionados que asisten a la corrida tradicional de “la noche que nadie duerme”, en aquella ciudad, por la elaboración de los tapetes florales y de serrín multicolor que engalana el paso de La Virgen de la Asunción que cada año a la primera hora del día 15 pasea orgullosa y guapa por Huamantla.
Casi 20 años después, esta es una cita obligada, una joya de nuestro calendario en la que Leo dio lustre a la ocasión, bordó la tarde que compartió con “El Calita” y José María Macías, ante toros de Begoña. Tres orejas el resultado numérico. Contundencia y autoridad el resultado sensorial por parte de Valadez.
Contamos ya con todos los ingredientes taurinos nacionales para hacer un gran guiso, nivel gourmet, 5 estrellas. En cuanto el semáforo lo permita veamos si somos capaces cada quien en lo suyo, de estar a la altura del potencial que muestran nuestros toreros. Leo puede ser sin duda uno de los de arriba, entre más pelea les dé, mejor tendrán que estar ellos y quien ganará será la afición.