Plaza Viva

Un futuro común para la seguridad social en las Américas

Cuando trabajamos juntos, la seguridad social deja de ser un discurso y un concepto abstracto y se convierte en un horizonte posible, alcanzable para todos los pueblos de nuestra región. 

Cuando miro hacia atrás y pienso en la historia de la Conferencia Interamericana de Seguridad Social, me conmueve ver la fuerza de un proyecto que nació en 1942 en Chile, con la convicción de que los pueblos de las Américas podían unirse para protegerse unos a otros. Esa convicción sigue viva. Y lo confirmé en la XXXI Asamblea General, celebrada en Ciudad de México, donde tuve el honor de ser ratificado como Secretario General.

La CISS no es un organismo más: es una comunidad vibrante formada por 87 instituciones de 35 países de las Américas, que cada tres años se reúne para mirarse al espejo y decidir, juntos, reflexionar sobre logros y retos, pero sobre todo decidir colectivamente el rumbo de la seguridad social en la región. Este año, también renovamos el Comité Permanente para el periodo 2026-2028, con Emmanuel Dantas de Brasil, Nicolás Alfonso Stark Aguilera de Chile y David Matthías de Cuba. Juntos, sumamos experiencias, visiones y la firme determinación de transformar la seguridad social en un derecho para todas las personas.

Pero lo que realmente inspira son los acuerdos que se logran en estos encuentros: nos comprometimos a avanzar hacia sistemas de cuidados que reconozcan el trabajo invisible, pero vital, de millones de personas, sobre todo mujeres, que sostienen nuestras sociedades.

Apostamos por incluir a trabajadores independientes y de plataformas digitales, porque la seguridad social no puede seguir siendo privilegio de unos pocos. Y dimos pasos para consolidar un observatorio regional de buenas prácticas, convencidos de que el conocimiento compartido, no solo nos fortalece, sino que multiplica las soluciones.

Esta XXXI asamblea estuvo impregnada de memoria y reconocimiento.

Recordamos a Salvador Allende, uno de los fundadores de la CISS, en el mes que conmemora su fallecimiento. Sus palabras resuenan con fuerza: “La historia es nuestra y la hacen los pueblos”. Y yo añadiría: la seguridad social también es nuestra, y la hacemos entre todas y todos.

A medida que avanzamos, sueño con una CISS que sea un puente entre países y generaciones. Que logremos que nadie quede fuera del pacto colectivo de cuidados, que los avances tecnológicos no excluyan, sino que acerquen derechos, y que los acuerdos alcanzados en esta Asamblea se conviertan en realidades palpables para las más de 680 millones de personas que habitan las Américas.

Sé que no es una tarea sencilla. Pero si algo nos enseñó esta Asamblea es que lo que nos une es más fuerte que lo que nos separa. Y que cuando trabajamos juntos, la seguridad social deja de ser un discurso y un concepto abstracto y se convierte en un horizonte posible, alcanzable para todos los pueblos de nuestra región.

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