Nueva Era

Dos preguntas al oráculo de Delfos

Desde los vestigios de la antigua Grecia, Pablo Hiriart reflexiona sobre los desafíos actuales de la democracia frente al ascenso de China como potencia global.

DELFOS, Grecia.- Hace dos mil 800 años esta ciudad chata que se extiende por la ladera sur del monte Parnaso comenzó a ser un centro de peregrinación de quienes buscan satisfacer la curiosidad que obsesiona a los seres humanos de todas las épocas, etnias y latitudes: conocer el futuro.

Aún hoy, por la calle principal que atraviesa la ciudad de 26 mil habitantes, pasa una romería de autobuses y coches con personas que suben a conocer los vestigios del oráculo más famoso de la historia, donde cada polis griega tenía un embajador que interpretaba a su manera las profecías ambiguas del dios Apolo.

El sol cae a plomo, pero hay uno que otro árbol para ponerse a la sombra, encender el celular –internet llega perfecto– frente a las ruinas del oráculo, y hacer dos preguntas: ¿sobrevivirá la democracia?, ¿China dominará el mundo?

Oigo la voz del filósofo Fernando Savater, que entrevisté previamente en su casa de Madrid: “La democracia no va a desaparecer. El problema de la democracia no es tanto el totalitarismo exterior, sino que dentro de la democracia los propios que han llegado al poder no creen en las instituciones democráticas. Estamos viendo gobernar a gente que adopta formas, posturas democráticas, pero sin creer en ellas o solamente en la medida que les conviene”.

-La mala calidad de la democracia, ¿es culpa de los políticos que nos gobiernan?

-La democracia es un sistema en que la culpa de lo que ocurre la tienen los demócratas, o sea los ciudadanos. Porque son los que votan, son los que no relevan a los que están en el poder, son incluso los que no se ofrecen a gobernar si ellos creen que podrían hacerlo mejor que los que están en este momento gobernando. En una democracia ya no puede uno echar la culpa a nadie más. En una democracia los políticos somos todos. Y los que están haciendo ahora de políticos es porque nosotros les hemos mandado a mandar, porque les hemos mandado que hagan de políticos. Entonces si ellos lo hacen mal, pues peor lo habremos hecho nosotros que les hemos elegido –nos dice Savater.

De cara el frontispicio del templo de Apolo, hago la misma pregunta a la inteligencia humana condensada en miles de millones de datos, que se conoce como “inteligencia artificial”, nuestro oráculo portátil, y obtengo una respuesta: “Los valores occidentales –libertad, dignidad humana, derechos individuales– nacieron para resistir al poder totalitario, y lo han hecho durante siglos. Han superado monarquías absolutas, imperios, fascismos y comunismos. Hoy, pese a las grietas internas, son el referente moral y cultural al que aspiran millones fuera de Occidente”.

Continúa: “El poder de las democracias está en su capacidad de alianzas, innovación y cooperación. Mientras los regímenes autoritarios se aíslan o se sostienen por miedo, las sociedades libres se reinventan. Su fuerza está en la sociedad civil, en la creatividad empresarial y en la libertad para disentir.“Por eso no morirá la democracia. Porque sus enemigos dependen del control y del miedo, mientras ella se nutre de la libertad y la conciencia. Puede tambalearse, puede entrar en crisis, pero siempre resurge”.

China es un adversario colosal para la democracia y los valores de Occidente. ¿Podrá sostener su régimen e imponer un orden internacional sin derechos humanos, ni voto libre, ni expresión libre y la dignidad humana como un valor relativo?

El intelectual y periodista italiano Andrea Rizzi sostiene, en La era de la revancha, que el poder del Partido Comunista Chino se basa en “un pacto tácito sellado con la ciudadanía: prosperidad a cambio de renuncia a la libertad”.

Thomas Friedman, también periodista y escritor, habla de las trampas de China en el comercio internacional… El mundo no permitirá que China fabrique todo y sólo importe soja y patatas… Con el tiempo generará una alianza global en su contra… Una economía tan desequilibrada no es sostenible… el desempleo juvenil es del 17 por ciento… La prioridad que el gobierno da a la ideología del Partido Comunista y a las industrias estatales está impulsando a algunos de los innovadores más talentosos del sector privado de China a trasladar silenciosamente su dinero, sus familias, y ellos mismos, a Japón, Dubái y Singapur…”.

Hay datos concretos de sus crecientes debilidades:China envejece. Su población cayó por tercer año consecutivo en 2024, según AP. En 2024, la deuda oficial alcanzó 60.9 por ciento del PIB, pero la real –con pasivos ocultos– supera el 124 por ciento, según OMFIF (“China eleva su techo de deuda”, marzo 2025), un think tank independiente con sede en Londres y en Singapur.

Las plataformas de deuda (LGFVs), que son entidades financieras creadas por los gobiernos locales en China para financiar proyectos públicos –infraestructura, vivienda, transporte– sin que esa deuda figure oficialmente en los presupuestos locales, acumulan billones de dólares, con 800 mil millones en riesgo de impago.

El golpe mayor: los proyectos fallidos de fábricas de chips –las “fábricas zombi”– echaron a la basura entre 50 mil y 100 mil millones de dólares en inversiones públicas y privadas sin resultados, según Tom’s Hardware (“Las fábricas zombi frenan la ambición china de fabricar chips”, 27 de junio de 2025).

La tecnología clave sigue en manos de Occidente. El régimen de Xi Jinping controla, pero no crea.

China obtuvo apenas 9 puntos sobre 100 en el Índice Global de Libertad Política (Freedom House, Informe Mundial 2025 sobre la Libertad).

La represión, documentada por Human Rights Watch (“China: la represión interna y la centralización del poder”, enero 2025), ha sofocado el talento, la iniciativa empresarial y la creatividad.

De acuerdo con el Índice de Tecnologías Críticas y Emergentes, que compara a 25 países, Estados Unidos mantiene el liderazgo global en tecnologías críticas.

Su ventaja, indica, se basa en un ecosistema de innovación descentralizado, inversión masiva y atracción de talento, lo que le permite “agrupar conocimientos y escalar innovaciones como ningún otro país”.

El estudio destaca que la ventaja de Estados Unidos en fabricación de chips, diseño y herramientas se sostiene en capacidades técnicas y de capital que China aún no iguala.

Washington domina en el sector espacial, gracias a sus alianzas público-privadas, que han aumentado lanzamientos y reducido costos. Según el índice, esta ventaja refuerza su poder frente a China y Rusia, cuyos avances aún no amenazan el liderazgo estadounidense.

El informe advierte que este dominio depende de sostener la inversión en investigación y la cooperación con aliados.

Dicho con otras palabras, si Trump no acaba por estrangular a sus “Atenas” –es decir, a sus universidades y centros de investigación–, no dinamita la relación con sus aliados y se abstiene de erosionar a gobiernos democráticos en Europa, China no logrará imponer su voluntad global.

¿Qué dice el oráculo portátil que tengo en mi mano frente a las columnas del templo de Apolo? “El poder de China es real, pero sus límites son más profundos que sus ambiciones”.

El oráculo que procesa con algoritmos unos 500 mil millones de datos, y el que levantaron los griegos, son igual de ambiguos. Hay que saberlos leer. Cuidado con equivocarse.

Creso, el ambicioso rey de Lidia, mandó preguntar a Delfos qué pasaría si atacaba Persia, en el año 560 antes de Cristo. La respuesta de Apolo, a través de Pitia, su sacerdotisa, fue: “Si atacas Persia destruirás un gran reino”.

Se lanzó al ataque, fue hecho prisionero y un gran reino fue destruido: el suyo.

Casi dos siglos después, los atenienses preguntaron aquí cuál era la mejor manera de defenderse de los persas, que se acercaban con sus tropas dirigidas por Jerjes, el hijo de Darío. La respuesta fue que Atenas se salvaría con sus muros de madera. Temístocles sacó del error a los atenienses que se disponían a levantar la muralla con la madera de sus bosques: “Lo que Apolo dice es que el muro de madera que salvará a Atenas son nuestros barcos”.

Fue así como Atenas derrotó a la poderosa armada persa en los estrechos de Salamina y salvó, para gloria suya y bien de la humanidad, la democracia, la filosofía, el teatro, la igualdad ante la ley.

La clave, antes y ahora, está en la lectura correcta del oráculo. Del que está ante mis ojos, o del que tengo en la palma de mi mano izquierda. (Fin de la serie desde Grecia)

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