Trópicos

#Cuba

Fidel Castro, el gran arquitecto ideológico y político de la Cuba actual, cuya ambición y astucia se manifestaron desde su etapa universitaria, terminó siendo repudiado por su propio pueblo.

Quizá la mayoría de quienes nacimos entre los años 70 y 80 tuvimos la convicción de que el Che Guevara y Fidel Castro fueron unos héroes. Pero la historia va acomodando las cosas en su lugar. 35 años después, lo que fue una utopía por medio de una gran campaña de propaganda global, se fue transformando en otra realidad muy distinta de la que se nos ofreció.

Gracias al análisis crítico y a la verificación de los hechos, las cosas caen por su propio peso. Una de ellas es la corroboración de que la Revolución Cubana ha sido un fracaso en todos los sentidos. Si bien es cierto que el embargo estadounidense es un anacronismo, los líderes cubanos no han hecho nada para democratizar su país, defender las libertades individuales y transitar hacia otros modelos políticos como lo han hecho sus grandes padres. Rusia y China.

A la isla he ido cinco veces por diversos motivos, desde turísticos hasta académicos. Sí, estuve en las aulas de la mítica Universidad de La Habana, la cual se encuentra en el lugar 691 del QS World University Rankings 2024 de los mejores recintos académicos del mundo. En el último año ha descendido significativamente: en 2023 se encontraba en la posición 467.

Nadie que yo sepa se va a vivir a Cuba, como sí lo puede hacer uno a decenas de países en Europa, Asia, Sudamérica o Norteamérica. Y cada vez menos van a estudiar a La Habana… ya no se diga a trabajar.

Amo Cuba por Hemingway y El Floridita, por Capablanca y la calle Obispo, por Lezama Lima, Carpentier y Martí, por Reinaldo Arenas y todos los homosexuales en pie de guerra, por la película “Fresa y chocolate” y sus paladares, por su malecón y sus disidentes. Por Silvio y Pablo y el son cubano. Por sus atletas desertores y los que regresan orgullosos y se quedan a seguir padeciendo escasez. Y por supuesto, por sus beisbolistas, como Randy Arozarena, que se nacionalizó mexicano después de salir en balsa y casi perder la vida entre los mares del Caribe. Hoy juega para los Marineros de Seattle. Pero quienes se encuentran gobernando Cuba han acabado con el desarrollo y sistemáticamente se profundiza la pobreza y el subdesarrollo.

En una ocasión fui al Estadio Latinoamericano de Beisbol a ver un juego entre el equipo de La Habana y uno triple A estadounidense, en el periodo del deshielo que impulsó Barack Obama. Un funcionario cubano no se resistió a la propuesta de intercambiar mi gorra de los Yankees por la de la selección de Cuba, vaya paradoja. Quiso hacerlo sin que nadie se diera cuenta, en uno de los pasillos del estadio. Después nos hicimos buenos amigos y meses después me pidió que le consiguiera trabajo en México.

Qué bien que se abra el debate nacional en México sobre lo que fue el pasado y presente de Cuba y su “revolución”. El debate llegó hasta la mañanera de la presidenta Claudia Sheinbaum, mientras que el hashtag “#Cuba” lleva varios días en las redes sociales después de que las esculturas del Che Guevara y Fidel Castro fueran retiradas de la colonia Tabacalera en la Ciudad de México por la alcaldesa que gobierna esa demarcación, Alessandra Rojo de la Vega.

Hay varias biografías (muchas de ellas prohibidas en Cuba) que documentan con lujo de detalle los diversos periplos de Fidel Castro, llenos de paradojas y actos inhumanos, evidenciando a una figura que se dice revolucionaria y de izquierda, pero que en los hechos formó parte de la lista de dictadores que actuaron contra su pueblo. El gran arquitecto ideológico y político de la Cuba actual, cuya ambición y astucia eran evidentes desde su época universitaria, terminó siendo repudiado por su mismo pueblo.

No obstante, desde que el Che Guevara dejó Cuba para que, con su manual bajo el brazo, tratara de exportar su ideología a África o a Sudamérica, comenzó también su deslinde de la figura de Fidel, quien fue presidente de Cuba por más de 30 años. Castro lo traicionó y lo dejó a su suerte y en el abandono. Pero mientras la imagen de Fidel decaía, la del Che se inmortalizó, más aún después de su asesinato en Bolivia.

Fidel siempre fue pragmático, y negociaba con quien le dejara los mejores dividendos, por ejemplo, con el priismo más represor y corrupto. Hoy, ese sistema que dejó de herencia Fidel, sigue negociando, ahora con el obradorismo.

La realidad es que Cuba siempre fue un territorio de interés geopolítico para las principales potencias del mundo. Primero para la Unión Soviética, ahora para Rusia, y por supuesto para Estados Unidos y China. Pero con la desaparición real de los socialismos y comunismos globales, Cuba se encuentra en jaque, a punto del mate.

Fidel Castro y la familia Castro han fracasado en su proyecto político, pero no en cuanto a favorecer su imperio familiar. En cambio, China ha logrado revertir su histórica desigualdad que dejó Mao Zedong. Ahora es un motor económico mundial, impulsado por las mayores fórmulas del capitalismo. Rusia, mientras tanto, sigue buscando adentrarse con fuerza en el capitalismo global bajo una política absolutista y lo más alejada del socialismo. ¿Y Cuba… hasta cuándo?

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