Innovación, Clima y Capital

Las Pymes y el futuro verde

Según la OIT, se espera que para 2030 existan 24 millones de empleos verdes en el mundo, muchos de ellos en sectores donde las pymes tienen un papel protagónico, como energías renovables y eficiencia energética.

A veces se cae en el absurdo de debatir si el cambio climático es real o no, las mismas personas que se quejan de calores que nunca antes habían sentido. Es verdad que el clima en la Tierra siempre ha cambiado, pero nunca se había calentado a esta velocidad. Sin necesidad de ser expertos, muchos hemos comprendido que adaptarse ya no es opcional, especialmente para las pymes que, en medio del calor sofocante, lluvias inesperadas o sequías interminables, no solo están resistiendo, están reinventando su manera de trabajar y producir. Están sembrando nuevos empleos verdes, trabajos que antes no existían y que hoy significan futuro, dignidad y esperanza. El futuro del trabajo no es solo inteligencia artificial reemplazando tareas humanas, también son oficios y profesiones en áreas que, hasta hace pocos años, ni siquiera imaginábamos.

Algunos ejemplos inspiradores, en India, Ecozen Solutions ha logrado que pequeños agricultores puedan mantener frescas sus frutas y verduras gracias a cámaras frigoríficas solares, reduciendo pérdidas y creando empleos locales para instalar y mantener estos sistemas. En Colombia, SiembraViva ayuda a campesinos a vender directamente sus productos a la ciudad, asegurándoles un mejor precio y menor riesgo frente a la sequía. En Etiopía, Kifle Kirba, tras migrar buscando trabajo y vivir en pobreza extrema, empezó un pequeño vivero gracias a formación y un microcrédito. Hoy produce ejemplares jóvenes de árboles y cultivos resistentes a la sequía, creando empleo verde en su comunidad y ayudando a frenar la erosión del suelo.

En México, CPlantae ha encontrado en los humedales artificiales una solución para ahorrar agua y sostener pequeños hoteles en regiones golpeadas por la escasez. También en México, una pequeña empresa textil ha reemplazado químicos por tintes naturales hechos con residuos agrícolas, como cáscaras de granada y semilla de aguacate. El resultado es una tela menos contaminante y más resistente al calor, lo que ha atraído pedidos de marcas europeas de moda sostenible. Para esta empresa, adaptarse al clima no ha sido una carga, sino la llave a nuevos mercados.

En el sur del país, un pequeño tostador de café ha comenzado a pagar a productores locales no solo por el grano, sino también por prácticas de conservación, como la siembra de árboles nativos para proteger el suelo y reducir el estrés hídrico. Para los jóvenes baristas, esto se traduce en empleos verdes, capacitación y estabilidad económica. Para los cafetales, significa estar menos expuestos a las olas de calor afectando la floración y los rendimientos.

No se trata solo de tecnologías sofisticadas. En Baja California, pequeñas empresas pesqueras están organizándose en cooperativas para comprar hielo en bloque y almacenarlo en sistemas alimentados con paneles solares. Lo hacen porque las olas de calor derriten el hielo más rápido, arruinando la pesca y multiplicando las pérdidas. Hoy, los nuevos empleos verdes en esas cooperativas van desde técnicos solares hasta contadores especializados en financiamiento climático. Son trabajos que no existían hace apenas cinco años.

Ninguna de estas empresas es gigante ni figura en los titulares, pero todas demuestran que adaptarse al clima también significa crear empleos verdes, dignos y arraigados en las comunidades. Es en esas pequeñas empresas, donde sigo encontrando mi mayor inspiración. Estos ejemplos, de muchos, muestran que adaptarse es también una oportunidad de crecimiento. Las inversiones en adaptación pueden tener retornos de hasta 10 dólares por cada dólar invertido, crean empleos locales y fortalecen la resiliencia económica.

No deja de impresionarme la capacidad de las Pymes para innovar con poco y resistirlo todo. Verlas abrirse paso en medio del calentamiento me recuerda que las respuestas no siempre vienen de grandes capitales. A menudo, están en las manos de la gente que no se resigna. Ahí, en esos espacios, los empleos verdes no son solo una estadística, son historias de futuro.

Según la OIT, se espera que para 2030 existan 24 millones de empleos verdes en el mundo, muchos de ellos en sectores donde las pymes tienen un papel protagónico, como energías renovables y eficiencia energética. Cada vez son más las micro y pequeñas empresas que, al adoptar prácticas sostenibles o innovar en soluciones ambientales, no solo reducen su huella ecológica, sino que generan nuevas oportunidades laborales, especialmente para jóvenes de entre 18 y 34 años, con más probabilidades de incorporarse a estos sectores. Estos empleos también representan una vía concreta para que las pymes aporten a los compromisos internacionales en adaptación y mitigación, mientras fortalecen la resiliencia de las comunidades locales.

Adaptarse al clima ya no es solo sobrevivir, también es acceder a mercados, proteger ingresos y crear oportunidades de empleo local. Si algo he aprendido tras tantos años de trabajar con pequeñas empresas, es que cuando se les da la oportunidad y el financiamiento adecuado, pueden convertir cualquier amenaza en oportunidad y motor de innovación. Es urgente que México eleve la importancia de esto al discurso público y diseñe herramientas para acompañar la transición hacia la adaptación. Si conoces historias inspiradoras de adaptación de pymes, por favor búscame en X, en @NellyRamirezM.

Nelly Ramírez Moncada

Nelly Ramírez Moncada

Especialista en desarrollo internacional con más de dos décadas de experiencia en América Latina y África.

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