Mexicanos Primero

Cuando la escuela deja de ser un lugar seguro

El temor a la burla, la violencia, los apodos y las ofensas, llega a ser más grande que las ganas de seguir estudiando. Cuando las escuelas dejan de ser un lugar seguro, no hay programa de becas que valga.

Tengo una pequeña sobrina que recién concluyó 4º grado de primaria; hace 2 años su mamá tomó la decisión de cambiarla de la escuela en la que había estado desde primer año de preescolar. La razón: ella era víctima de bullying, también conocido como acoso escolar. Un grupo de niñas de su salón la comenzó a molestar por su condición familiar, ya que vive en un hogar monoparental, como otros 15 millones de personas en este país. Lo preocupante es que, como el caso de mi sobrina, hay miles, miles de estudiantes que tienen que tomar decisiones que afectan sus trayectorias escolares y sus oportunidades de aprendizaje porque son molestados, acosados o discriminados por alguna condición sobre la que no tienen ninguna responsabilidad.

De acuerdo con las cifras de la Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS) 2022 del INEGI, una de cada cinco niñas y niños de 9 a 11 años declaró haber sido discriminado por compañeros o compañeras de la escuela en el último año. Si bien esta cifra representa una disminución respecto a los dos de cada cuatro estudiantes que habían reportado algo similar en 2017, sigue mostrando una presencia fuerte de actitudes excluyentes y de segregación en los espacios que deberían ser lugares seguros y respetuosos, en los que la diversidad no debe considerarse como un defecto, sino como parte de lo que nos hace únicos. La ENADIS también nos dice que entre los motivos más frecuentes de discriminación se encuentran el peso o la estatura, la forma de vestir y la manera de hablar o expresarse, pero también se discrimina por no tener los mismos juguetes o por el tono de piel, condiciones que en su mayoría están en manos de los adultos y no de las propias niñas y niños.

También en la discriminación y el acoso en las escuelas hay una brecha de género; una de cada cinco niñas reportó haber sido discriminada; las principales causas fueron la forma de vestir y el peso o estatura. La cifra de niños que reportó haber sido discriminados fue ligeramente menor, siendo el caso para uno de cada seis encuestados; en ellos, el motivo más señalado fue el peso o estatura, seguido de la manera de hablar o expresarse. Estos datos muestran que la discriminación y el acoso escolar que muchas veces la acompaña están fuertemente asociados a la apariencia física y la expresión personal, por lo que 1 de cada 5 niñas y niños de entre 9 y 11 años señalan que se han burlado de ellos o les pusieron apodos que no les gustan; un menor número reportó haber sido rechazado o excluido de juegos o deportes, e incluso hubo quienes señalaron haber sido golpeados o amenazados. Un último dato de la ENADIS, como cereza en el pastel, es que el bullying o acoso escolar ocupa un lugar entre las seis principales problemáticas mencionadas por los adolescentes y jóvenes de entre 12 y 29 años, al lado de temas como las adicciones, la falta de oportunidades para seguir estudiando y la falta de empleo.

¿Qué pasa con estas niñas, niños y jóvenes, como mi sobrina, que, en lugar de disfrutar la escuela como un espacio de convivencia y aprendizaje entre pares, son molestados, golpeados, empujados o despojados de sus cosas? Muchas veces, ante la imposibilidad de cambiar de escuela, ya sea por razones económicas, de cercanía o de afinidad, terminan abandonando el sistema educativo. Y esto sucede con mayor frecuencia conforme los estudiantes son mayores; el temor a la burla, la violencia, la segregación, los apodos y las ofensas, llega a ser más grande que las ganas de seguir estudiando. Cuando las escuelas dejan de ser un lugar seguro, no hay programa de becas que valga.

Desde Mexicanos Primero seguiremos puntualmente esta información, estos datos que nos revelan otras realidades del sistema educativo que las estadísticas emitidas desde la Secretaría de Educación Pública no nos presentan. Todas aquellas circunstancias que vulneran el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes no los afectan solo a ellos causan daños graves a la sociedad, por lo que es responsabilidad de todos buscar soluciones.

María Teresa Gutiérrez

María Teresa Gutiérrez

Directora de Monitoreo de Indicadores Educativos en Mexicanos Primero

COLUMNAS ANTERIORES

Abandono e inasistencia escolar: entre cifras que no explican y políticas que no alcanzan
¿Y si planeamos el ciclo escolar como si importara de verdad?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.