Mexicanos Primero

El desafío de mirar la educación con lentes de género

Necesitamos una educación que deje de tratar a las mujeres como nota al pie. Una educación que reconozca sus historias, sus obstáculos, sus aportes.

Directora de Comunicación Educativa en Mexicanos Primero

Durante años, la investigación educativa en México ha puesto el foco en políticas públicas, programas escolares y resultados de aprendizaje. Se han hecho diagnósticos valiosos, sin duda, pero hay un área que sigue en la penumbra: ¿qué sabemos realmente de lo que viven niñas, adolescentes, jóvenes y mujeres dentro del sistema educativo? ¿Cuánto hemos investigado sobre sus trayectorias, sus obstáculos, sus logros? ¿Qué tanto las hemos reconocido como protagonistas y no solo como una categoría más en las estadísticas?

Lo cierto es que la mirada de género sigue siendo la gran ausente en los estudios educativos. La mayoría de las investigaciones optan por enfoques generalistas: se analiza “el sistema”, “el estudiantado”, “el magisterio”, sin detenerse a observar las diferencias que marca el género, y mucho menos sus intersecciones con origen étnico, clase social o lugar de nacimiento. Así, se nos escapan matices esenciales para entender lo que realmente sucede.

La estadística oficial, por ejemplo, se limita a separar la matrícula por sexo. Sabemos cuántas niñas están inscritas, pero no cuántas se van quedando atrás, cuántas enfrentan barreras específicas para continuar sus estudios, o qué factores las empujan fuera del sistema. No hay forma de seguir sus trayectorias con claridad, ni de saber cuándo y por qué se rompen sus sueños escolares.

Y luego está el olvido de las que nos antecedieron. Las mujeres que han enseñado, dirigido, escrito, investigado e innovado desde las aulas. Desde Mujeres Unidas por la Educación (MuxED), comenzamos a seguir sus huellas en 2021 con el grupo de trabajo de La Centena para conmemorar los primeros cien años de la Secretaría de Educación Pública. Descubrimos que, sin la memoria viva de muchas integrantes de la Red, tendríamos escasa información sobre funcionarias clave, tanto en la SEP como en los estados; porque el trabajo de las mujeres prácticamente desaparece cuando dejan el cargo, aunque hayan creado métodos, transformado comunidades o liderado reformas. ¿Cuántas maestras, pedagogas, académicas han hecho aportes fundamentales y siguen sin aparecer en los libros y en los congresos?

Frente a este escenario, el 1er Congreso MUxED “Mujeres + Educación = Equidad. Visibilizar Brechas e Intersecciones en Educación” fue un hito, el primero en su tipo en México. Abrimos la puerta. Durante tres días participaron 215 personas, se presentaron 33 investigaciones educativas centradas en mujeres, 16 análisis de política pública con enfoque de género, 33 intervenciones educativas dirigidas a niñas y jóvenes, y 7 estrategias de divulgación con esta misma mirada.

¿Qué nos dice, por ejemplo, que el porcentaje de mujeres en carreras STEM no haya cambiado en los últimos diez años? Como señaló la doctora Silvia Giorguli, presidenta de El Colegio de México, quien habló sobre “el bono de género”, término de Naciones Unidas que destaca el potencial incremento del PIB conforme avanza la participación económica de las mujeres.

También hay historias de mujeres que inspiran. Una de ellas, Ángela Olazarán, reconocida como la Mejor Estudiante del Mundo 2024 por crear el asistente médico virtual Ixlitlón Dios Mexica de la Medicina, quien nos recordó que “no solo la disciplina, sino la determinación, te puede llevar a lugares que nunca imaginaste”.

Se presentaron investigaciones como Menstruar en la Escuela o Violencia en el Noviazgo en el entorno Escolar, de Mexicanos Primero. Y resonó la pregunta de la arquitecta Natalia Evohé Soto: “¿Qué pasa cuando homogenizamos y asumimos que el espacio solo lo usan los hombres?”

En el Simposio Perspectiva de Género y Divulgación Educativa reflexionamos sobre la oportunidad de “tomar la palabra”. Porque quien comunica con enfoque de género y educativo también pone en el centro a quienes aprenden.

Eso es lo que necesitamos: no solo más investigaciones sobre mujeres, sino otras formas de mirar, de preguntar, de analizar. Cambiar el enfoque, abrir nuevas preguntas, dar lugar a otras narrativas. Investigar la educación con perspectiva de género no es una especialidad académica: es una urgencia ética y política.

La agenda está abierta. El desafío es colectivo. Necesitamos una educación que deje de tratar a las mujeres como nota al pie. Una educación que reconozca sus historias, sus obstáculos, sus aportes. Una educación con perspectiva de género, porque, de lo contrario, lo que entendemos como “educación de calidad” seguirá incompleto.

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