Mexicanos Primero

“Muchas maestras, pero pocas como autoridades educativas”. La desigualdad de género en el liderazgo educativo

No es que a las mujeres les falte talento o compromiso, sino que el camino hacia el liderazgo sigue lleno de barreras. Aun así, cuando logran liderar, muchas transforman la educación.

Coordinadora de Monitoreo de Políticas Educativas en Mexicanos Primero.

En casi todo el mundo, los salones de preescolar y primaria tienen al frente a una maestra, sí, maestra. En mi preescolar, por ejemplo, solo había dos hombres: el “profe Jesús” de educación física y “Juanito”, el intendente. Todas las demás eran mujeres. Sin embargo, cuando miramos hacia las oficinas de dirección escolar o de autoridades educativas, la presencia de mujeres comienza a disminuir.

En los países de la OCDE, el 81 por ciento del personal directivo en primera infancia y preescolar, son mujeres. Sin embargo, conforme se avanza en el nivel educativo, la proporción cambia de manera notable. En secundaria, los hombres ocupan más puestos de dirección, con una brecha de género de 20 puntos porcentuales. En el nivel superior, esta desigualdad es aún más profunda, y sólo 3 de cada 10 personas en puestos directivos son mujeres. (UNESCO, 2025)

¿A qué se debe esta diferencia? si las mujeres son mayoría cuando se trata de enseñar, ¿por qué no lo son también en puestos de liderazgo en los que se toman las decisiones en el sistema educativo?

Hace unas semanas, la UNESCO publicó el “Informe de Género, 2025. Las Mujeres Lideran el Aprendizaje”. En el cual, se reconocen avances en el acceso de niñas y mujeres a la educación, pero advierte que todavía existen disparidades de género a nivel mundial cuando se trata de liderar escuelas o tomar decisiones sobre políticas educativas.

La UNESCO explica que esta desigualdad, muchas veces es causada por los estereotipos tradicionales de género que están arraigados. En el caso de las maestras, se piensa que son mejores en primera infancia porque son más atentas, delicadas y pacientes con las y los pequeños. Pero no se les considera en una oficina tomando decisiones sobre los programas de estudio porque este rol, es considerado para hombres, ya que el liderazgo aún se asocia con características tradicionalmente masculinas.

Además, el reporte señala que las estructuras institucionales no ofrecen las mismas oportunidades de desarrollo profesional para las mujeres. Frecuentemente, las rutas hacia el liderazgo están diseñadas sin perspectiva de género, sin considerar las necesidades, cargas y contextos que enfrentan las mujeres dentro y fuera de la escuela. ¿Cómo competir por una dirección escolar, cuando muchas de las maestras también se encargan del trabajo de cuidados de sus hijas, hijos o familiares enfermos?

De acuerdo con la UNESCO (2025), a nivel mundial las mujeres dedican casi tres veces más tiempo que los hombres al trabajo doméstico y de cuidados no remunerado. Este tipo de labores ocupa el 17.8 por ciento de su jornada diaria, mientras que en el caso de los hombres representa solo el 6.5 por ciento.

No es que a las mujeres les falte talento o compromiso, sino que el camino hacia el liderazgo sigue lleno de barreras. Aun así, cuando logran liderar, muchas transforman la educación. El reporte señala que las líderes educativas fortalecen el vínculo con las familias y hacen de la escuela un lugar más seguro e inclusivo. Asegurar baños dignos para la gestión menstrual, abordar la igualdad de género en clase o abrir espacios para hablar de las emociones son temas que ocupan a las líderes en las escuelas. En cambio, los hombres se ocupan más de resolver los asuntos administrativos.

“Como directora, me enfoqué en fortalecer el trabajo en equipo, generando confianza y compromiso; promoví espacios de planeación conjunta, involucramos a las familias en actividades como cuenta cuentos y creamos un huerto escolar que impulsó la colaboración y el aprendizaje. Siempre puse al centro el bienestar de las y los estudiantes, convencida de que una escuela unida crece con sus niñas y niños”. (Katy, Directora de Preescolar de Nuevo León, 2025)

Estas formas de liderazgo no están determinadas por el género, sino que muchas veces surgen de experiencias compartidas, como la necesidad de tejer redes, buscar aliadas y aliados, y esforzarse el doble para ser reconocidas.

La UNESCO propone tres acciones para abrir paso a liderazgos de mujeres. El primero es identificar en qué momentos se cierran las oportunidades para que las mujeres lleguen a puestos de decisión. El segundo es corregir esas fallas con medidas como establecer cuotas de género, formación con enfoque de género, horarios más flexibles y políticas que reconozcan la carga de cuidados. La tercera acción tiene que ver con crear redes de mentoría, espacios de apoyo y vínculos entre mujeres que ya recorrieron ese trayecto.

Desde Mexicanos Primero, consideramos que fortalecer el liderazgo de las mujeres en el sistema educativo es indispensable para garantizar el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes. No podemos hablar de transformación educativa si quienes sostienen las escuelas siguen sin tener acceso a los espacios donde se toman las decisiones.

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