Mauricio Jalife

Concluye asamblea anual de OMPI con avances significativos

En esta época de redefinición de metas y estrategias, seguir despreciando los efectos potenciadores del sistema de Propiedad Intelectual es inaceptable.

Las Asambleas de la Organización Mundial de la Propiedad Intelectual de 2025, que tuvieron lugar en Ginebra del 8 al 17 de julio, reunieron a cientos de delegados de los 194 Estados miembros, para discutir el futuro del sistema global de propiedad intelectual y las actividades de la OMPI para promover el desarrollo económico, social y cultural. Las discusiones se centraron en temas clave como la innovación, la transferencia de tecnología, el acceso a medicamentos y otros productos sanitarios, y el papel de la propiedad intelectual en el desarrollo sostenible.

De la diversidad de temas que fueron abordados, sigue teniendo papel protagónico la protección de recursos genéticos y conocimientos tradicionales, en particular los trabajos de la organización en un acuerdo multilateral de largo alcance. Para el mundo, un tratado de este tipo tendría un efecto extraordinario al dotar de parámetros de contenido y estándares mínimos de tutela a una problemática en la que siguen prevaleciendo soluciones incompletas e ideológicas. Si bien nuestro país cuenta ya con una robusta ley para la protección del patrimonio cultural inmaterial de comunidades indígenas, sus excesos en sanciones por apropiación cultural y sus dificultades de instrumentación mantienen en suspenso su aplicación práctica. De entrada, un acuerdo de este tipo permitiría exportar la protección internacionalmente, de modo que el plagio de diseños textiles de comunidades mexicanas, por ejemplo, pudiera ser reclamado en cualquier parte del mundo.

Respecto del tema de los Objetivos de Desarrollo Sustentable, es clara la vinculación e impulso que la Propiedad Intelectual puede gestionar desde su plataforma para alcanzarlos. Desde el avance en tecnologías de energías limpias, el crecimiento económico, el consumo y la producción responsable, la acción en defensa del medioambiente y los objetivos orientados a la innovación e infraestructura. Es claro que la transversalidad de los derechos de propiedad intelectual se conecta con todos los campos en los que crear, innovar y competir se plantean como medios y objetivos deseables y alcanzables para cualquier grupo humano.

Casos concretos de éxito están a la vista; el último, la transformación de China de economía de la imitación a una basada en la innovación y el desarrollo de marcas mundiales.

Celebramos que nuestro país regrese a este tipo de foros de los que había desaparecido en el sexenio pasado, reconociendo su relevancia y el papel destacado que como economía 15 del mundo nos toca desempeñar. En esta época de redefinición de metas y estrategias, seguir despreciando los efectos potenciadores del sistema de Propiedad Intelectual es inaceptable. No hay ideología, política o económica que pueda negar los efectos positivos de la protección a la creatividad y la innovación y que justifique regatearle a la sociedad, en todos sus niveles, estos beneficios.

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