Mauricio Jalife

Despunta el IMSS en patentamiento

Claramente, el IMSS está desarrollando soluciones que, con una adecuada gestión de propiedad intelectual, se convierten en tecnología exportable.

Que una empresa presente un promedio de 10 solicitudes de patente en un año acredita que se trata de una organización orientada a la innovación, pero no es un número sobresaliente considerando parámetros internacionales. Pero que una dependencia oficial cuente con 20 solicitudes en estudio, y que sea una instancia nacional, sí es una noticia destacable.

Nos estamos refiriendo al caso del IMSS, que desde el 2019 ha venido impulsando la investigación a través de la Unidad de Educación e Investigación y la Coordinación de Investigación en Salud, que cuenta con 5 centros y 36 unidades de investigación, que agrupan a 700 investigadores. Al cabo de este periodo los resultados son plausibles: en el año 2024 publicaron mil 747 artículos científicos, desarrollaron más de 8 mil 500 protocolos de investigación y obtuvieron 39 patentes que se suman a otras 35 que son propiedad del Instituto. Al momento, 108 solicitudes más han sido ingresadas al IMPI, en espera de resolución.

A pesar de que el IMSS ha redirigido de manera significativa recursos a la innovación médica, que se manifiesta en estos resultados, su tradición en la investigación data de 6 décadas atrás, desde la fundación de su departamento de investigación científica en 1966, bajo la dirección del Dr. Martínez Manautou.

El dato es significativo, también, por el desplazamiento que el IMSS ha logrado de dos de los líderes en patentamiento en el país, que por años encabezaron las listas: el Instituto Mexicano del Petróleo y la Comisión Federal de Electricidad.

El tema no es menor. Para países como México, contar con innovación en estas áreas resulta vital para encontrar soluciones “a la medida” de la problemática de la población que hace patente en sus consultas día a día. Muchos de estos padecimientos no son materia de investigación de laboratorios internacionales, que suelen enfocar sus intereses hacia tratamientos de consumo mundial. Aún así, claramente el IMSS está desarrollando soluciones que, con una adecuada gestión de propiedad intelectual, se convierten en tecnología exportable.

Entre las patentes destacadas de la institución se encuentra un radar que facilita la movilidad a débiles visuales, un inhibidor de enzimas para el tratamiento del Covid, tratamientos para la ansiedad, una vacuna contra la salmonella y el empleo de células troncales para terapia celular. En esta lógica, el convenio de colaboración que firmaron IMSS e IMPI la semana pasada cobra especial significado. La intención no sólo es la de elevar el número de solicitudes de patente, sino mejorar la vinculación con la iniciativa privada y alcanzar el mayor impacto posible de estas nuevas tecnologías.

La ecuación es simple: si estas mismas iniciativas se implementan en los diversos institutos del país, y el efecto multiplicador alcanza a universidades e industria, México podría finalmente dar un giro hacia la producción, protección y explotación de tecnología que, además de los beneficios naturales para mejorar la vida de las personas, produzca riqueza.

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