Con más de 780 propuestas en esta edición, la Organización Mundial de Propiedad Intelectual sigue el proceso para la concesión de los Premios Mundiales de Innovación 2025, llegando en esta etapa a 30 finalistas en los más diversos sectores tecnológicos. Las candidaturas provienen de 95 países y van desde cocinas limpias a tecnología de ciberseguridad, y desde guantes que traducen señales de signos para personas sin habla hasta plataformas de creación en línea de imágenes en tercera dimensión.
Una de las virtudes del proceso es la de dar visibilidad a múltiples empresas de diversa extracción, dimensión y orientación, que no por escases de recursos se limitan en alcanzar patentes sobresalientes, aportando soluciones inteligentes para mejorar los niveles de bienestar de amplios sectores alrededor del mundo. De hecho, muchas veces son empresas pyme e inventores independientes los que diseñan nuevas soluciones prácticas en áreas de la vida en las que las grandes empresas, por sus propios intereses en innovación, no identifican o voltean a ver.
Entre los diferentes criterios tomados en cuenta para evaluar a los finalistas, la OMPI consideró la estrategia internacional de propiedad intelectual, la formación de su portafolio de derechos, la cultura de la organización en su manejo de sus proyectos de innovación y el impacto social de sus resultados. Las finalistas de la edición de 2025 se agrupan en cinco categorías: salud, medio ambiente, TIC, industrias creativas y agroalimentación, y son las empresas chinas las que han acaparado el mayor número de posiciones en el último grupo. Da gusto, sin embargo, que India y Nigeria ocupan las posiciones 2 y 3 en número de proyectos reconocidos.
Este tipo de eventos recuerda las antiguas ferias de inventores que se celebraban anualmente en diversas ciudades europeas en el siglo XIX, en los que innovadores de todo el planeta acudían a mostrar sus invenciones, en la búsqueda de inversionistas que pudieran escalar sus ideas a planos comerciales. Al final, la propia cadena de valor que se construye a partir de la necesidad de la inversión, de contar con un mercado exclusivo, es la que dispara la respuesta jurídica que encarna una patente. De aquellas ferias europeas, surgió la conveniencia de impulsar un sistema internacional que protegiera del plagio a quienes mostraban sus inventos al mundo.
En el caso de México, es claro que nuestro potencial para producir innovación relevante puede explotar, tan pronto como las condiciones del contexto sean favorables para contar con un ecosistema completo y estable. Dentro de las dificultades que los innovadores locales enfrentan, es muy buena noticia que el Plan México priorice la producción y comercialización de tecnología como vía de desarrollo, alineando recursos para ese fin. Prueba de este propósito es la celebración, este próximo viernes, de un evento de presentación de tecnologías patentadas con el que el IMPI y la Secretaría de Economía pondrán en el aperador soluciones innovativas de México para el mundo.