Hay una máxima en la política mexicana que dicta que nadie en el gobierno puede llevar la contra a la figura presidencial. Una que se ha roto en varias ocasiones en este sexenio y que, ahora, el coordinador de la bancada oficialista en la Cámara de Diputados Federal, lo hace de nuevo.
Apenas el martes de la semana pasada, Ricardo Monreal publicó un artículo de su autoría, en donde formula una propuesta alternativa a la reforma electoral de la Presidenta, esa en la que plantea desaparecer las listas de plurinominales.
Repensar la representación: Ingeniería electoral para una democracia plural, legítima y con rendición de cuentas, es el título del texto en el que Monreal propone dos alternativas para mantener dichas listas y, con ello, “preservar la diversidad política”, que es el espíritu de la figura de los plurinominales.
Y, aunque un día después de la publicación dicho artículo, el coordinador posteo en X que respaldaba plenamente la propuesta de la Presidenta, el texto muestra lo contrario. Destacar parte de la mañanera del último 25 de junio verifica dicha situación.
En ésta, la Presidenta expone claramente la propuesta de eliminar la figura de los plurinominales y migrar a un sistema de primera minoría. En sus palabras: “Es una de las consideraciones que estamos tomando, para que las listas de plurinominales se eliminen […]”. Y, aunque agrega que es uno de los planteamientos que se presentarán y que se habrá una discusión abierta sobre el tema, el coordinador de los diputados de Morena se adelanta con la publicación comentada y propone dos alternativas para mantener a los pluris.
Para la representante del ejecutivo federal, migrar hacia la figura de primera minoría tendría la virtud principal de que todas las personas representantes del legislativo se presentarían en territorio con la ciudadanía a hacer campaña. Se asignaría un escaño a quien quede en segundo lugar en cada contienda, como ocurre actualmente en la elección de las y los senadores. Tendrían que “ir al territorio a ganar el voto”, comentó. Esta última, es la parte que Monreal conserva parcialmente.
Aunque el coordinador señala que no la contradice, escribe: “[…] vale la pena preguntarse si el remedio propuesto [por la Presidenta] atiende realmente la raíz del problema o si existen alternativas con menor costo democrático”. Refutando totalmente la iniciativa de Sheinbaum.
Para Monreal, la solución propuesta por la Presidenta, aunque fomentaría campañas más competitivas, mayor cercanía con el electorado y una representación directa de las minorías, solo accederían al Congreso el primer y segundo lugar, lo cual implicaría que las fuerzas políticas situadas en tercera posición o más – aun con porcentajes relevantes de apoyo – quedarían sistemáticamente fuera.
Según su consideración, esto podría conducir a un esquema de cuasi bipartidismo y, a su parecer, se debe defender la pluralidad de oferta política. En oposición a la iniciativa de Claudia Sheinbaum, Ricardo Monreal propone una transformación de la representación proporcional: las listas cerradas no bloqueadas (o semiabiertas) y las listas abiertas.
Las primeras permitirían a las y los votantes modificar el orden propuesto por el partido en la lista, lo cual daría preferencia a ciertos perfiles dentro de la misma. Las segundas, implicarían votos que se emiten por personas concretas, donde las y los candidatos más votados dentro de cada partido obtendrían escaños; una formula completamente partidista, más no ciudadana.
En un país donde la ortodoxia política dicta que nadie contradice —y mucho menos se adelanta— a la figura presidencial, Monreal decidió hacerlo. Su planteamiento es casi una antítesis de la propuesta de Sheinbaum. Aunque abre una discusión necesaria, lo hace fuera de tiempo y vuelve a dejar claro que no todos en la bancada oficialista reman en la misma dirección.