En septiembre pasado, la Junta de Gobierno (JG) del Banco de México (Banxico) decidió reducir el objetivo de su tasa de interés de referencia en 25 puntos base, para llevarlo a 7.50 por ciento.
A juzgar por la minuta, la JG se mostró cómoda con la trayectoria de la inflación. Este confort parece haberse derivado, en gran medida, de que durante los primeros nueve meses de 2025 la inflación anual tendió a ubicarse por debajo del límite superior del intervalo de variabilidad en torno al objetivo de 3.0 por ciento, con un promedio de 3.9 por ciento.
Además, la mayoría de los miembros señaló que “la inflación se ha ubicado por debajo de su promedio histórico”, mientras que algunos manifestaron que “las presiones inflacionarias reflejan ajustes en precios relativos y no alzas generalizadas”.
Para no opacar el optimismo, la JG omitió reconocer que la moderación de la inflación fue resultado, principalmente, de un cambio favorable en precios relativos, reflejado en la caída de la inflación no subyacente, que contiene los precios más volátiles de la economía, ajena a la política monetaria y susceptible de revertirse fácilmente.
De hecho, la inflación subyacente, que marca la tendencia de largo plazo de la inflación y abarca la mayor parte de los precios de la economía, registró un ascenso durante los primeros nueve meses de 2025, hasta alcanzar 4.3 por ciento en septiembre.
La mayoría de la JG minimizó la trayectoria ascendente de la inflación subyacente, argumentando, por ejemplo, que “en los últimos meses se ha mantenido estable” y que “algunos rubros (de servicios) mantienen una tendencia a la baja”. Algunas opiniones individuales señalaron “incrementos acotados en ciertos rubros y no un aumento generalizado”, además de que las recientes variaciones mensuales en mercancías “se han situado por debajo de los promedios de diez años”.
El aparente confort de la JG frente a la inflación confirma la importancia que concede al intervalo de variabilidad más que al objetivo de 3.0 por ciento. Incluso, el miembro disidente subrayó que un inconveniente esencial para recortar la tasa en septiembre consistía en que la inflación subyacente se encontraba fuera de dicho rango.
La JG reiteró la guía futura de política monetaria expresada en las dos reuniones previas, consistente en que “hacia delante, la Junta de Gobierno valorará recortes adicionales a la tasa de referencia”. Dentro de la política monetaria predeterminada seguida por el Banxico desde mediados de 2024, esta guía se tradujo, para los participantes del mercado, en la virtual certeza de un recorte de un cuarto de punto porcentual en la reunión de la próxima semana.
Dos características parecen distinguir la guía futura de septiembre pasado. La primera radica en que, con el recorte esperado de noviembre, la postura monetaria dejaría de ser “restrictiva”. Considerando la media de las expectativas de inflación de los analistas para los siguientes doce meses, según la más reciente encuesta recabada por el Banxico, la tasa de interés real ex ante entraría en el intervalo “neutral” definido por el propio banco central.
En el pasado, la restricción monetaria medida de esta forma, sin importar su grado, era el medio utilizado por la JG para comunicar que buscaba combatir la inflación. Ahora, con la inflación dentro del intervalo de variabilidad, parece requerir menos esfuerzos. Según la minuta, los razonamientos para justificar el cambio fueron diversos. Por ejemplo, un miembro señaló que, dado que la política monetaria opera con rezagos, la restricción pasada podría extender sus efectos en el futuro, mientras que otro opinó que diversos factores mantendrían la postura restrictiva aun con recortes adicionales.
La segunda característica radica en la confianza de la JG en que puede reducir, con gran libertad y sin consecuencias evidentes sobre la inflación, la postura monetaria relativa, definida como el diferencial de tasas de política monetaria respecto a Estados Unidos.
Varios miembros de la JG reconocieron que la disminución de la tasa de la Fed en septiembre “abrió un espacio” para la baja del Banxico ese mes, y que reducciones adicionales de ese banco central ejercerían un efecto similar.
Algunos señalaron también que los primeros cinco recortes del Banxico en 2025 resultaron en una disminución del diferencial de tasas a niveles cercanos a los mínimos históricos. El hecho de que la contracción de este diferencial coincidiera con una apreciación del peso frente al dólar llevó a un miembro a sostener que los mínimos históricos no constituyen un piso para dicho diferencial.
La JG se encuentra, así, en una zona de confort que abre la puerta a recortes adicionales de la tasa de referencia sin un límite claro. La brújula monetaria no parece apuntar a la meta inflacionaria de 3.0 por ciento, sino a consideraciones ajenas al objetivo prioritario del Banxico.