Razones y Proporciones

La frágil evaluación de riesgos del Fed

La inflación anual, medida por el Índice de Precios del Gasto en Consumo Personal (PCE), se ha mantenido alejada de la meta de 2 por ciento.

En su reunión de política monetaria de septiembre pasado, el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC) del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed) decidió reanudar el ciclo de relajamiento monetario iniciado un año atrás y que había puesto en pausa durante las primeras cinco sesiones de 2025. El Comité redujo el rango objetivo de la tasa de fondos federales en un cuarto de punto porcentual, para dejarlo entre 4.00 y 4.25 por ciento.

Según la minuta, el recorte de la tasa obedeció a un “cambio en el balance de riesgos”, ya que la mayoría consideró que “los riesgos a la baja para el empleo habían aumentado (…) y los riesgos al alza para la inflación habían disminuido o no habían aumentado”. El documento aclara que algunos participantes habrían preferido mantener la tasa sin cambios, mientras que uno prefirió una reducción de medio punto porcentual.

La apreciación mayoritaria del FOMC revela fragilidades. En particular, la decisión parece haber contravenido el nuevo marco de política monetaria, anunciado en agosto pasado, que busca cumplir el mandato dual con base en el grado de desviación respecto de los objetivos.

La inflación anual, medida por el Índice de Precios del Gasto en Consumo Personal (PCE), se ha mantenido alejada de la meta de 2 por ciento: desde noviembre de 2023 ha promediado 2.6 por ciento y, en agosto de 2025, alcanzó 2.7 por ciento. En contraste, la tasa de desempleo, principal indicador para evaluar el objetivo de máximo empleo se ha mantenido relativamente estable desde mayo de 2024 en alrededor de 4.1 por ciento, y en agosto de 2025 se situó en 4.3 por ciento. Ambos datos prácticamente coinciden con el nivel de largo plazo estimado por el FOMC, de 4.2 por ciento.

Adicionalmente, no está claro que los riesgos para la inflación no hayan aumentado. Si bien los indicadores de expectativas de inflación de largo plazo extraídos de instrumentos de mercado se mantienen en niveles similares a los observados en años de baja inflación, los obtenidos con encuestas permanecen elevados y algunos se han deteriorado. Por ejemplo, la expectativa de inflación para los próximos cinco años, recabada por la Universidad de Michigan, se ubicó en septiembre en 3.7 por ciento, siete décimas por arriba del nivel observado a finales del año pasado.

Por su parte, el FOMC consideró que los riesgos para el empleo habían aumentado principalmente porque, entre mayo y agosto, la creación de empleos no agrícolas se redujo a un promedio de aproximadamente 27,000 por mes. Según Powell, este nivel es inferior al estimado como necesario para mantener constante la tasa de desempleo. Sin embargo, el cálculo de esta variación, conocida como de “breakeven”, depende de supuestos como el crecimiento poblacional y la participación laboral. Dado que gran parte de la disminución del empleo ha resultado de la contracción de la migración, algunos investigadores del Fed han estimado esta referencia en niveles no muy diferentes a los observados.

Finalmente, la imposición de aranceles y las restricciones a la migración, que están detrás de la atenuación de la dinámica del empleo, representan choques de oferta, no de demanda. La reanudación del relajamiento monetario propiciaría un impulso a la demanda, pero no corregiría el efecto adverso sobre la oferta.

La mayoría de los observadores y participantes del mercado espera que la próxima semana el FOMC vuelva a recortar en igual magnitud la tasa de referencia. Independientemente de esa aparente certeza, la continuación del relajamiento monetario enfrentará varios desafíos.

Primero, dado el cierre de algunas actividades del gobierno durante octubre, es posible que el FOMC no cuente con estadísticas esenciales, como las contenidas en el informe de empleo correspondiente a septiembre. La necesidad de basarse en fuentes parciales y anecdóticas restaría fundamento a la decisión.

Segundo, los datos disponibles apuntan a una recuperación significativa de la actividad económica durante el tercer trimestre, lo que podría sugerir una disminución de los riesgos a la baja para el empleo, justificación central de la reanudación de los recortes.

Tercero, según el FOMC, la tasa de interés real “neutral” es de 1.0 por ciento. Con inflaciones esperadas cercanas a 3.0 por ciento, reducciones adicionales de la tasa convertirían la postura monetaria en expansiva. Este Comité prevé la convergencia inflacionaria al objetivo en 2028, lo que implicaría siete años de divergencia respecto de la meta. Tal prolongada divergencia, combinada con una postura monetaria expansiva, podría desanclar significativamente las expectativas de inflación de largo plazo.

El ejercicio de la autonomía y el fortalecimiento de su credibilidad demandan al Fed una objetividad redoblada en la evaluación de los riesgos relacionados con el cumplimiento de su mandato dual.

COLUMNAS ANTERIORES

Los desafíos manufactureros de México
¿Por qué México crece menos que China?

Las expresiones aquí vertidas son responsabilidad de quien firma esta columna de opinión y no necesariamente reflejan la postura editorial de El Financiero.