Razones y Proporciones

Los virajes del Fed

En 2025, el presidente del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, parece haber dado mayor peso al empleo, pese a que la restricción monetaria actual es similar a la de dos años atrás.

En el Simposio Económico de Jackson Hole (JH) de 2025, celebrado en agosto pasado, el presidente del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed), Jerome Powell, anunció dos giros relevantes en la política monetaria de ese banco central.

El primero se refirió al corto plazo y se resumió en la afirmación de que “el balance de riesgos parece estar cambiando”, debido al aumento de los riesgos a la baja para el empleo y al alza para la inflación.

Powell destacó la disminución del crecimiento mensual de la nómina de mayo a julio, que, sin embargo, no alteró la tasa de desempleo ni otros indicadores laborales. Calificó de “curioso” este equilibrio, producto de una reducción simultánea en la oferta de trabajadores, principalmente por las restricciones migratorias, y en la demanda. En su opinión, ello sugiere un incremento de los riesgos a la baja para el empleo.

Respecto a los precios, señaló que “el aumento de los aranceles ha comenzado a impulsar el alza en algunas categorías de bienes” y que “estos efectos se acumularán en los próximos meses”. Según Powell, la presión arancelaria debería reflejarse en un cambio único, aunque gradual, en el nivel de precios; no obstante, persiste el riesgo de que las expectativas de inflación de largo plazo se desanclen del objetivo de 2 por ciento. Esta advertencia resulta especialmente relevante considerando que, desde hace más de cuatro años, la inflación ha superado la meta.

Ante la tensión de la nueva configuración de riesgos, Powell subrayó que “nuestro marco nos exige equilibrar ambos aspectos de nuestro doble mandato”, lo que, dada la restricción monetaria actual, podría justificar “un ajuste en la postura monetaria”, es decir, una reducción del rango objetivo de la tasa de fondos federales.

Este mensaje difiere de los expuestos en las reuniones de JH de los tres años anteriores en dos sentidos principales.

En primer lugar, mientras que en 2022 y 2023 Powell enfatizó que cumplir el mandato dual requería un compromiso incondicional con el objetivo de estabilidad de precios, lo que podría implicar un debilitamiento del mercado laboral, en 2025 parece haber dado mayor peso al empleo, pese a que la restricción monetaria actual es similar, en términos reales ex post, a la de dos años atrás.

En segundo lugar, a diferencia de 2024, cuando sostuvo que la inflación se encontraba en una trayectoria sostenible hacia el objetivo y, por tanto, era momento de flexibilizar, en 2025 anunció el reinicio de recortes en un contexto de inflación divergente de la meta. El temor a un mayor desempleo, que aún no se ha materializado, ha prevalecido sobre la preocupación por una inflación que, en sus palabras, seguirá ascendiendo.

El segundo viraje se proyectó hacia el largo plazo y se basó en la reciente revisión del marco de política monetaria, la llamada “declaración de consenso”, que cada cinco años realiza el Comité Federal de Mercado Abierto (FOMC), responsable de la política monetaria del Fed.

El nuevo marco eliminó la mayoría de las modificaciones introducidas en 2020, concebidas bajo el temor a la deflación. En aquel año, el FOMC adoptó un esquema de inflación promedio de 2 por ciento a lo largo del tiempo, con un sesgo asimétrico: compensar inflaciones por debajo del objetivo con otras moderadamente superiores, pero no a la inversa; además, definió un enfoque asimétrico del empleo, orientado a evitar solo “faltantes” y no desviaciones del máximo empleo.

La declaración de 2020 demostró ser inadecuada ante el repunte de la inflación posterior a la pandemia, que alcanzó niveles no vistos en cuatro décadas. No puede descartarse que esa estrategia haya contribuido tanto a la subestimación de los riesgos inflacionarios en 2021 como a la tardía respuesta de política en 2022. Su mantenimiento durante cinco años representó, en los hechos, una contradicción sistemática entre la política aplicada y la supuesta visión de largo plazo.

Para corregir esas deficiencias, el marco de 2025 estableció que la estrategia de política monetaria buscará promover el mandato dual “en una amplia gama de condiciones económicas”; reafirmó el esquema de objetivos de inflación, subrayando que “la estabilidad de precios es esencial para una economía sólida y estable”; definió que la política monetaria se guiará por el grado de desviación respecto de las metas; y reiteró que una inflación de 2 por ciento a largo plazo es la más coherente con los objetivos del mandato dual.

El reto actual del Fed consiste en conducir la política monetaria de acuerdo con este nuevo marco estratégico. La señal de relajamiento a corto plazo, anunciada en un contexto de desempleo cercano al pleno empleo y una inflación que se aparta de la meta, podría entrañar el riesgo de contradecirlo.

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