Razones y Proporciones

La última milla de la desinflación

México enfrenta un problema inflacionario más severo que el de Estados Unidos.

En los años recientes, la mayoría de los bancos centrales ha enfrentado dificultades para llevar con rapidez la inflación a sus objetivos. Este fenómeno, que en distinto grado se ha presentado también en otros episodios de estabilización, es conocido en los análisis económicos como el problema de la “última milla” de la desinflación.

En términos generales, este patrón se caracteriza por una caída rápida de la inflación desde su punto máximo, seguida de un descenso más lento que no alcanza la meta. Por ejemplo, la inflación promedio anual en los países de la OCDE se redujo 4.8 puntos porcentuales en los doce meses posteriores a su pico de octubre de 2022, pero solo 1.9 puntos en los diecinueve meses siguientes. En mayo de 2025, la inflación se ubicó en 4.0 por ciento, casi el doble del promedio observado en 2019.

La causa más comúnmente atribuida al problema de la última milla radica en la política monetaria: la percepción, por parte de los bancos centrales, de que, tras los primeros avances en la lucha contra la inflación, el endurecimiento necesario para alcanzar con rapidez el objetivo podría implicar un alto costo social, en términos de desempleo y crecimiento económico. Por ello, tras una fase inicial de restricción monetaria que permite iniciar la desinflación, muchos bancos centrales han optado por proceder de forma conservadora, manteniendo o incluso relajando gradualmente dicha postura.

Si bien esta explicación tiene mérito, las diferencias en los resultados de la desinflación entre países sugieren un papel fundamental de los factores nacionales. En el presente ciclo, destacan favorablemente la eurozona y Perú.

En la eurozona, la inflación anual, calculada con el Índice Armonizado de Precios al Consumidor (HICP), promedió 2.1 por ciento durante los once meses que concluyeron en junio de 2025, una cifra que prácticamente coincide con el objetivo de 2.0 por ciento establecido por el Banco Central Europeo (ECB).

Con los datos disponibles y sin descartar riesgos al alza, la virtual convergencia de la inflación con la meta permite afirmar que la eurozona ha superado el problema de la última milla. Este resultado fue favorecido por la restricción monetaria y la comunicación efectiva del ECB, la eficiencia de los canales de transmisión del crédito, la normalización de los precios de los energéticos y la apreciación del euro.

Por su parte, Perú no experimentó propiamente el problema de la última milla. Medida con el Índice de Precios al Consumidor a Nivel Nacional, la inflación anual descendió de 8.6 por ciento en diciembre de 2022 a 3.0 por ciento en enero de 2024 y, desde entonces, se ha mantenido dentro del intervalo objetivo de 2.0 por ciento, más y menos un punto porcentual. En junio de 2024, la inflación anual se situó en 1.7 por ciento.

A esta rápida desinflación contribuyeron, entre otras acciones, un drástico ajuste monetario, la alta credibilidad y clara comunicación del Banco Central de Reserva del Perú (BCRP), así como otras medidas de control de liquidez y una política fiscal prudente.

Otros bancos centrales han logrado avances significativos en la reducción de la inflación, pero continúan enfrentando el problema de la última milla. El caso más importante es el del Banco de la Reserva Federal de Estados Unidos (Fed). En ese país, la inflación anual, medida con el indicador preferido del Fed, el Índice de Precios del Gasto de Consumo Personal (PCE), disminuyó 4 puntos porcentuales entre junio de 2022 y junio de 2023. Sin embargo, en los veintitrés meses siguientes, solo se redujo 0.9 puntos porcentuales y, desde mayo de 2024, la desinflación parece haberse estancado, con una inflación promedio anual de 0.4 puntos por arriba del objetivo de 2.0 por ciento.

Entre los factores que parecen explicar este estancamiento se encuentran la incertidumbre sobre la política arancelaria de la administración, que ha elevado de forma significativa las expectativas de inflación de corto plazo, así como una política fiscal expansiva. Por esta razón, el Fed ha optado por mantener una actitud de espera hasta que se disipe en algo la incertidumbre y ha detenido su ciclo de recortes en la tasa de referencia.

Finalmente, México enfrenta un problema inflacionario más severo que el de Estados Unidos. La inflación anual, medida con el INPC, tras disminuir 4 puntos porcentuales en los doce meses que concluyeron en agosto de 2023, se ha estancado desde entonces en un promedio de 4.5 por ciento. Los desafíos del Banco de México son significativos, considerando la amplia brecha respecto al objetivo de 3.0 por ciento, así como los riesgos al alza que continúan caracterizando el panorama inflacionario del país.

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