Costo de oportunidad

Magnicidio

Hoy podemos hablar de una comentoesfera. La comentocracia es del pasado. El que comenta ya no gobierna nada.

Los homicidios son indignantes, más si la persona asesinada es alguien indefenso. Mujeres, niños, son víctimas de la violencia que nos indignan. También, cuando el occiso es un servidor público de alto perfil, hay mucha indignación. En el México reciente hemos tenido alcaldes, y candidatos, y otros funcionarios, asesinados por el crimen organizado. Cuando la persona ultimada es una persona como Carlos Manzo, un político que se ganó la simpatía popular y que hablaba sin rodeos y en lenguaje coloquial, entonces la rabia social es extrema. Sí, los mexicanos estamos enojados, y los michoacanos lo están mucho más. Ya no solamente es un homicidio: es un magnicidio. Asesinaron a un grande entre nosotros.

Hasta en países más ricos pasa. Nadie sabe por qué, ni quién, asesinó a John Fitzgerald Kennedy, en 1963, cuando era presidente de los Estados Unidos. Seguramente saldrá un culpable del magnicidio de Manzo, que será un escuincle al que le dieron dos mil pesos y una pistola para cometer el crimen. Pero, los verdaderos responsables, saldrán libres.

La Presidenta dijo el lunes que era culpa del presidente Felipe Calderón. También acusa a la prensa de “carroñera”, y de estar motivada políticamente. Esta aseveración era predecible. En estos tiempos, cuando ocurren tragedias los únicos damnificados son los funcionarios y políticos del partido Morena. Hay que salvar la narrativa, aunque el país esté bañado en sangre.

A la mejor los comunicadores tenemos algo de animales de rapiña, como nos definió la Presidenta. Al final del día, hay que escribir la nota. Hay que reportar las tragedias. Lo acaecido ya fue; aunque no haya difuntos, los periodistas, reporteros, analistas y columnistas hablamos de los hechos. Por supuesto, hay de hienas a lobos y a zopilotes, y cada uno le da a la noticia el ángulo que logra con su mucha o escasa educación.

Sin embargo, creo que es increíble que la presidenta Sheinbaum cuestione el derecho de la gente que participa en medios de tener opiniones políticas, o de politizar un hecho. La política en democracia es precisamente la crítica al poder establecido. Cuando la prensa es zalamera, estamos frente a un régimen dictatorial.

En una de esas, el mundo ya cambió. Como dijo Steve Bannon, el ideólogo ultranacionalista y supremacista blanco de los republicanos MAGA, en entrevista con The Economist: los liberales creemos que todavía hay posibilidades de debate. Ternuritas. Ya no. Solamente hay Sheinbaums y Trumps que nos van a decir que hacer, nos guste o no.

Hoy podemos hablar de una comentoesfera. La comentocracia es del pasado. El que comenta ya no gobierna nada, ni tiene posibilidades de sacar provecho de nada. En todo caso, es otro posible blanco de violencia, sin el dudoso beneficio de los catorce cuidadores federales y los dos vehículos blindados que tenía Carlos Manzo, QEPD.

Supongamos que los que escribimos en medios lo hacemos porque militamos en un partido, como el PRI o el PAN, y creemos que le podemos disputar la siguiente elección a Morena (mjú). Imagine que criticamos porque queremos una embajada o cargo público. ¿Realmente estaríamos logrando algo escribiendo en un periódico, tratando de enderezarle las políticas a un gobierno que no acepta la crítica? Claro que no. Estaríamos en la zalamería, en la alabanza. En México no hay poder ya afuera de Morena. La oposición no tiene posibilidad de regresar a las instituciones por la vía democrática. Los caminos están cerrados.

En el tema de seguridad, es grave la captura del Estado. Carlos Manzo la detectó, habló de ella, y por esa razón hoy está muerto, a pesar de ser del mismo partido que la Presidenta. Esa es la verdadera discusión que hay que tener. Cómo parar el cáncer. Cómo atajar la captura institucional. Cómo regresar a la paz y la certeza de seguridad, sin dictadura de partido, o sin un Porfirio Díaz.

Hay días que pienso que hay esperanza para México. El fin de semana pasado, no. Los criminales mancharon el Día de Muertos. Ojalá los entierren en una tumba sin nombre y que nadie se acuerde de ellos. Ojalá los mexicanos de hoy no sucumbamos antes de ver un México en donde cualquiera pueda ir a un festival tranquilamente.

Los franceses han refundado su república cinco veces desde 1789. Nosotros deberíamos volver a inaugurar la nuestra, y convertirla en una en donde Sheinbaum, o su sucesora, de cualquier partido, tenga que hablar con los que pensamos distinto a ella, seamos opositores o no. Donde no asesinen a nadie. ¿Será mucho pedir?

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